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| La armonía de la naturaleza |
¡Cuántos hombres… cuántas mujeres están sumamente preocupados por su belleza! Si es preocupación, es legítima; si es obsesión, anormal. Se equivocan totalmente, principalmente, de un modo total y absoluto, en la naturaleza de los cuidados que han de poner en el embellecimiento de su cuerpo. Todos los esfuerzos que se procuran del exterior para destacar, rectificar, aumentar la armonía y la gracia del cuerpo y especialmente del rostro, dan sólo un resultado muy exiguo. La autentica belleza proviene de dentro, nace del espíritu y se despliega con la irradiación del alma divinizada. Esta belleza atrae y tonifica a quienes la contemplan.
Hoy el hombre solo piensa en su físico, idolatrándose como el tan solo sabe hacerlo, no le importa en nada lo profundo del otro, sino lo primero que ve, llevándose más tarde los golpes secos de la vida, siendo este uno de los grandes motivos de las rupturas matrimoniales. Miremos más en el “CORAZÓN DEL HOMBRE”, y podremos aspirar a la total belleza de la armonía cósmica.
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