lunes, 28 de octubre de 2013

RETABLOS PARA UN CRISTO V


Retablo actual del Stmo. Cristo de las Tres Caidas de Triana
diseñado por Guzmán Bejarano y realizado por su hijo
Manuel Guzman Fernández.
Fotografía: E. Jesús Díaz Pérez


    5. Retablo neobarroco de Guzmán Bejarano (2012)

En octubre de 2008 comenzó la segunda fase de ampliación de la capilla de los Marineros, que se prolongó hasta la cuaresma de 2010, y durante este tiempo las imágenes se trasladaron a la parroquia de Santa Ana ubicándose en altares provisionales; a su regreso la Virgen ocupó su retablo, pero el Cristo, al habérsele construido una nueva y amplia capilla en el lado del evangelio, tuvo que esperar dos años y medio en un altar provisional hasta que estuviese listo su nuevo retablo. El viernes 5 de octubre de 2012, después de un concurrido besamanos extraordinario, fue bendecido el altar por nuestro director espiritual don Eugenio Hernández Martínez y entronizado el Cristo de las Tres Caídas en su nuevo camarín.

Este retablo fue diseñado por el tallista y hermano de la corporación Manuel Guzmán Bejarano, antes de fallecer el 31 de diciembre de 2002. La realización de la obra se le confió a su hijo, Manuel Guzmán Fernández, quien comenzó a tallarlo en septiembre de 2004, fecha de la firma del contrato. Está realizado en madera de cedro y tiene nueve metros de alto por siete y medio de ancho, su diseño plenamente neobarroco se inspira en la retablística sevillana de la primera mitad del siglo XVIII, a semejanza del de la Virgen de la Esperanza obra de Francisco María Ceiba en 1716. Lo más destacable es la magnífica y valiente labor de talla, llena de bonitos motivos vegetales, cartelas y guirnaldas. Consta de mesa y banco de altar flanqueado por postigos laterales, el cuerpo central se divide en tres calles por medio de cuatro grandes estípites rematados por jarrones y soportados por ángeles atlantes, la hornacina del Señor la enmarcan estípites de menor tamaño y termina en un medio punto rematado por una potente cornisa que se curva en su parte central invadiendo el ático que se decora con un gran medallón, a día de hoy vacío a la espera que se coloque un relieve representando a la Virgen de los Mareantes que preside el cuarto del Almirante del Alcázar de Sevilla. En el proceso de ejecución del retablo se han hecho varias reformas, porque al estar realizada la mayor parte antes de la finalización de la capilla que lo iba a cobijar, las medidas no eran del todo exactas, teniéndose que estrechar la calle central para hacerla coincidir con la embocadura del camarín y rebajar el arco de medio punto que formaba el ático por ser de menor altura el techo. Para cuadrarlo se han incorporado en los extremos pilastras en forma de medios estípites, para así hacerlo avanzar y separarlo del muro del testero de la capilla, lo que junto con el recorte en altura le ha restado esbeltez al diseño original.

viernes, 25 de octubre de 2013

COFRADES DE MARRAS II



Foto archivo en el que se observa como era la plaza Vieja
a finales del S. XIX.




En el post de hoy, dedidado a  los de amarras, no me voy a mover del enclave de la plaza Vieja o plaza de la Constitución, porque esta fue también propuesta por D. Juan Megino, para que se celebrara las Cruces de Mayo.
Pues la propuesta también fue criticada de manera agresiva desde el punto de vista verbal, como si el alcalde hubiera dicho una barbaridad, una falacia en todos sus sentidos. Cuándo no hubiera estado de nada mal trasladar el núcleo de la fiesta a este enclave geográfico capitalino. Acondicinanadola como es debido claro esta. Pero claro, cuando Megino propuso tal idea, la fiesta de la Cruz de Mayo estaba en pleno auge, era esa semana en la que las hermandades rellenaban sus arcas tras los gastos de Semana Santa, la verdad que no voy a nombrar a las hermandades que hacia cajas millonarias en una sola noche, pero si voy a recordar cuándo Almería salía a celebrar las cruces, cuando incluso se pensó que se declarasen fiesta de la primavera, esos días de gloria,  que las hermandades hacían que creciera su prepotencia, y no escucharan propuestas de nadie, aunque este sea el alcalde. 
Me viene a la cabeza, cuándo el tema salía a colación en los alrededores de la plaza San Pedro, plaza de la Catedral o collaciones de Santiago, etc… y empezaban los de marras a soltar por la boca, como si llevaran toda la razón del mundo, creyéndose que la gallina de los huevos de oro, no le iba a venir la menopausia, pues le vino, y de momento por lo que me cuentan no solo le llego, sino que parece que no hay una descendiente que podamos explotar. Aunque si recuerdo, que en el año 2007 las Hermandades de las Angustias y del Rosario del Mar colocaron allí ambigú, y por lo visto no le fue nada mal, amen que tengo que reconocer que en la actualidad no esta la plaza para celebrar ni cruces ni nada por el estilo, debido a la remodelación que esta sufriendo. Pero que la idea si se hubiera tomado y trabajado no hubiera estado del todo mal. El amigo Juan Megino desestimó la idea y se dio por vencido ante las tonterías que tuvo que oír a tan buena propuesta.Termino haciendo la siguiente pregunta, ¿estan tan grande la prepotencia de los cofrades de almeria, que no escuchan ninguna otra que no sea de su circulo cofrade?

miércoles, 23 de octubre de 2013

YO ESTOY ENAMORADO DE...



El administrador de Vetusta, con la Torre del Oro
a sus espaldas.
Fotografía: Guillermo Méndez Sánchez


Yo estoy enamorado de esa Sevilla rica y pobre  del siglo XVII cuando la ciudad presumía de ser puerto y puerta de las Indias. Grandes fortunas se amasaban con los metales in­dianos y grandes miserias se exponían en las calles donde la mendicidad formaba parte del paisaje y del paisanaje. Estoy enamorado de la Sevilla aristocrática y burguesa que se mezclaba con los pi­caros. Nobles y clérigos compartían callejones y barredue­las con los trasuntos del Guzmán de Alfarache, de Rinco-nete y de Cortadillo. De los patios renacentistas con el aire inconfundible de lo mudéjar, como la Casa de Pilatos y en el Alcázar, y patios donde el monipodio de turno alecciona­ba a los delincuentes sobre la manera más eficiente de san­grar una faltriquera. Monipodio no era más que un apren­diz de las artes que manejaba el duque de Lerma, valido del rey Felipe III, un aprendiz de brujo que se aprovecha­ba del tráfico mercantil que elevó a Sevilla hasta convertir­la en la ciudad más importante del mundo.
 Estoy encelado de ese Barroco que entró en la ciudad sin que nadie se diera cuenta. Primero asomó el rostro con la aguda nariz de las epidemias que le recordaron al hombre su condición mor­tal: memento mori. Luego se dedicó a quebrar bancos para dejarla sin la posibilidad de comerciar con el oro y la plata que entraban por su Arenal y que se acuñaban en su Casa de la Moneda. Pero el Barroco se dejaba ver en su plenitud a la luz del día, cuando se mezclaban los limpios de sangre con los sucios de bubas, los funcionarios con los timado­res, los clérigos con los fulleros, las damas con las prostitu­tas, los banqueros con los timadores, los alguaciles con los aguadores... El Barroco fue, es y será, esa cultura de masas, esos ba­rrios que no eran de pobres ni de ricos, esas calles donde los palacio comparten el muro medianero con el corral de veci­nos. El Barroco es la ciudad, y viceversa, aunque tuvieran que pasar dos siglos para que lo bautizaran con ese nombre.
El Barroco también era y es ese engaño en el que puede caer quien se acerque a esa Sevilla con los ojos de otra época. Mezclados, pero no iguales. Líneas divisorias traza­das a cordel. Desde la vivienda hasta el oficio, desde el apellido hasta las rentas. Pero no había, ni hay frontera que sea infranqueable cuando la voluntad, el genio, la ambición y la inteligencia se unen en una misma ciudad.

lunes, 21 de octubre de 2013

RETABLOS PARA UN CRISTO IV


Retablo Barroco del Cristo de las Tres Caidas
Capilla de los Marineros, Sevilla hasta 200


          4. Altar barroco de estípites del siglo XVIII (1962-2008)
En el primer tercio del siglo XX, nuestra corporación se asienta en lo devocional y en lo material, situándose entre las principales cofradías; el deseo de volver a tener un templo propio donde potenciar el culto y la devoción a sus titulares se consolida, consiguiendo en 1939 la compra de su antigua capilla de la calle Pureza, entrando en ella la mañana del Viernes Santo de 1962. La primera ubicación del Cristo fue provisional sobre una gran ménsula blanca enmarcada por un arco tapizado en rojo situado en el muro de la epístola, donde hasta hace poco se situaba el altar de San Juan Evangelista.
En 1962, el Conde de Gálvez, don Luis de Alarcón y de la Lastra, nos ofrece un retablo para situar en él a Nuestra Señora de la Esperanza; éste había sido adquirido en 1950 a la Venerable Orden Tercera del convento de San Antonio de Padua, realizado con posterioridad a 1710, sigue el estilo imperante en la primera mitad del siglo XVIII en el que se usaba como elemento sustentante el estípite. Al recibirlo nuestra corporación se pensó que por su mediano tamaño no era el más adecuado para presidir la capilla de los Marineros, por lo que en el cabildo ordinario del 14 de mayo de 1962 se decide acoplarlo a la hornacina del Cristo con el consentimiento de los donantes. El retablo, por ser demasiado grande para las dimensiones del espacio adjudicado, tuvo que ser recortado y adaptado por Manuel Guzmán Bejarano y dorado por Antonio Sánchez, siendo bendecido el 5 de febrero de 1963 por el director espiritual de la hermandad don José Sebastián y Bandará. Estaba compuesto de mesa de altar, pequeño banco y cuerpo divididoen tres calles: la central, alojó al Cristo en una hornacina delimitada por estípites, y en las laterales sobre unas repisas se situaron las imágenes de San Antonio a la izquierda y San Telmo a la derecha. Esta última imagen ha sido restaurada el pasado año, y una vez analizada, podemos asegurar que no pertenece al siglo XVIII, como hasta la fecha había sido catalogada, sino que hay que adelantar su ejecución a la centuria anterior, ya que debajo de la policromía actual de la túnica aparece otro estofado que pertenece por su estilo al siglo XVII.