Retablo Barroco del Cristo de las Tres Caidas Capilla de los Marineros, Sevilla hasta 200 |
4. Altar barroco de estípites del siglo
XVIII (1962-2008)
En el primer tercio del siglo XX, nuestra
corporación se asienta en lo devocional y en lo material, situándose entre las
principales cofradías; el deseo de volver a tener un templo propio donde
potenciar el culto y la devoción a sus titulares se consolida, consiguiendo en
1939 la compra de su antigua capilla de la calle Pureza, entrando en ella la
mañana del Viernes Santo de 1962. La primera ubicación del Cristo fue
provisional sobre una gran ménsula blanca enmarcada por un arco tapizado en
rojo situado en el muro de la epístola, donde hasta hace poco se situaba el
altar de San Juan Evangelista.
En 1962, el Conde de Gálvez, don Luis de Alarcón y de la Lastra, nos
ofrece un retablo para situar en él a Nuestra Señora de la Esperanza; éste
había sido adquirido en 1950 a la Venerable Orden Tercera del convento de San
Antonio de Padua, realizado con posterioridad a 1710, sigue el
estilo imperante en la primera mitad del siglo XVIII en el que se usaba como
elemento sustentante el estípite. Al recibirlo nuestra corporación se pensó que
por su mediano tamaño no era el más adecuado para presidir la capilla de los Marineros,
por lo que en el cabildo ordinario del 14 de mayo de 1962 se decide acoplarlo a
la hornacina del Cristo con el consentimiento de los donantes. El retablo, por ser demasiado
grande para las dimensiones del espacio adjudicado, tuvo que ser recortado y
adaptado por Manuel Guzmán Bejarano y dorado por Antonio Sánchez, siendo
bendecido el 5 de febrero de 1963 por el director espiritual de la hermandad
don José Sebastián y Bandará. Estaba compuesto de mesa de altar,
pequeño banco y cuerpo divididoen tres calles: la central, alojó al Cristo en una hornacina
delimitada por estípites, y en las laterales sobre unas repisas se
situaron las imágenes de San Antonio a la izquierda y San Telmo a la derecha.
Esta última imagen ha sido restaurada el pasado año, y una vez analizada,
podemos asegurar que no pertenece al siglo XVIII, como hasta la fecha había
sido catalogada, sino que hay que adelantar su ejecución a la centuria
anterior, ya que debajo de la policromía actual de la túnica aparece otro estofado
que pertenece por su estilo al siglo XVII.
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