Dolorosa de la O, atribuída a Pedro Roldal destruída por el Frente Popular(PSOE, PCE, CNT) |
PARROQUIA DE NTRA. SRA. DE LA O
El templo propio de la Hermandad de la O fue elevado al rango parroquial
en 1911. En 1936 continuaba como párroco Pedro Lagares Ramos, que celebraba sus
bodas de plata al frente de la feligresía. La iglesia no fue incendiada, pero
sufrió asalto y expolio por una turba que destrozó una gran parte de su
patrimonio artístico. Esto sucedió en la mañana del lunes 20 de julio. Se pudo
comprobar con posterioridad que hubo intento de incendio en la sacristía y en
la capilla Sacramental, por fortuna, fallidos.
Los asaltantes se dirigieron en un primer momento a la casa del
párroco, en la calle Castilla (actual n° 39), frente a la iglesia, para
requerirle las llaves. Tras su negativa, el sacerdote fue agredido brutalmente.
Una vez conseguidas, el templo quedó a merced de los asaltantes, que arrojaron
a la calle enseres, imágenes y ornamentos sagrados, para destrozarlos
salvajemente. Esta vorágine destructiva pudo ser aún mayor porque, al parecer,
la abortaron fuerzas militares. Los restos del saqueo, introducidos en el
templo, fueron inventariados para evaluar. Los daños. Cuando los asaltantes fueron detenidos, el párroco
intercedió por ellos ante las autoridades.
La imagen de Jesús Nazareno fue decapitada y sus ojos vaciados. El cuerpo quedó severamente mutilado y los pies partidos. Los trabajos de reparación de esta venerada talla estuvieron a cargo de Antonio Castillo Las-trucci, en los últimos meses de 1936. La restauración del Señor fue bendecida el 20 de febrero del siguiente año por el cardenal Ilundain.
En cuanto a la Dolorosa de la O, de gran devoción en el barrio,
también sufrió las iras de los revolucionarios. Salvajemente destrozada, le
sacaron los ojos a puñaladas, quedando el rostro seriamente desfigurado.
Castillo Lastrucci emitió un informe que no dejaba lugar a dudas sobre la
evaluación de los desperfectos:
Los destrozos causados en la misma son de tal importancia que no
permiten restauración alguna, toda vez que el rostro está mutilado y seccionado
con tal saña que, por mucha atención y esmero que se pusiese en su
restauración, tendría ésta que resultar defectuosa.
A la Virgen de la O gloriosa, también le fueron arrancados los ojos, subsistiendo el resto de la cara, una mano y el candelera. Una corona y ráfaga fueron machacadas, junto a otros elementos de culto. Al igual que el Nazareno, esta imagen letífica fue restaurada por el imaginero de la calle San Vicente.
Dos joyas, la Cruz de carey y plata y el
manto de la Virgen, -recién estrenado- habían sido retirados de la parroquia.
Se encontraban depositados en una espartería que regentaba un hermano, por lo
que no sufrieron las consecuencias del asalto.