lunes, 11 de noviembre de 2013

DESPEJADA LA INCOGNITA EN LAS ELECCIONES MACARENAS




D. Manuel Garcia Garcia, reelegido Hno. Mayor de la Macarena


D. Manuel García ha resultado reelegido hermano mayor de la hermandad de la Macarena en las elecciones celebradas durante la jornada de hoy domingo, 10 de noviembre, por un amplio margen de 847 votos sobre la otra lista presentada encabezada por D. Agustín Bello-Conde.
En total ejercieron su derecho al voto 2975 hermanos de los que 1857 apoyaron a la lista ganadora y 1010 a la encabezada por el que ha sido Teniente Hno. Mayor, hasta esta última legislatura, Agustín Bello-Conde. Se escrutaron 72 votos en blanco y  36 nulos.
Pasadas las once de la mañana comenzó el cabildo general de elecciones, tras la celebración del cabildo general ordinario de cuentas que se inició a las nueve de la mañana, algo ya tradicional casa segundo domingo de noviembre.
Hasta cinco mesas electorales se distribuyeron a favor de los hermanos con derecho al voto, más de 9000, para poder ejercer su participación de una forma fluida, aunque en muchas horas del día hubo grandes colas de cofrades macarenos para poder votar. Fue en el salón de la casa de hermandad donde se desarrolló el voto presencial.
Pasadas las doce de la noche se hicieron oficiales los resultados en la basílica de la Macarena donde aguardaban decenas de hermanos que llenaron el Templo que custodia a la Rosa mas hermosa que tiene Sevilla.
Vetusta felicita a la junta ganadora, amen desearle grandes aciertos en la realización de sus empresas.

jueves, 7 de noviembre de 2013

BOCANADAS DE AIRE FRESCO

EL PAPA FRANCISCO DIJO: "Piensen en una madre soltera que va a la Iglesia o a la parroquia, y le dice al secretario: QUIERO BAUTIZAR A MI HIJO. Y el que la atiende le dice: No, no se puede, porque Ud. no se ha casado... Tengamos en cuenta que esta madre tuvo el valor para continuar con un embarazo, y ¿con qué se encuentra? ¡Con una puerta cerrada! Y así, si seguimos este camino y con esta actitud, no estamos haciendo bien a la gente, al Pueblo de Dios. Jesús creó los siete sacramentos y con este tipo de actitud creamos un octavo: ¡el sacramento de la aduana pastoral! QUIEN SE ACERCA A LA IGLESIA DEBE ENCONTRAR PUERTAS ABIERTAS Y NO FISCALES DE LA FE". El papa Francisco acaba de decir: "Necesitamos santos sin velo, sin sotana. Necesitamos santos de jeans y zapatillas. Necesitamos santos que vayan al cine, escuchen música y paseen con sus amigos. Necesitamos santos que coloquen a Dios en primer lugar y que sobresalgan en la Universidad. Necesitamos santos que busquen tiempo para rezar cada día y que sepan enamorarse en la pureza y castidad, o que consagren su castidad. Necesitamos santos modernos, santos del siglo XXI con una espiritualidad insertada en nuestro tiempo. Necesitamos santos comprometidos con los pobres y los necesarios cambios sociales. Necesitamos santos que vivan en el mundo, se santifiquen en el mundo y que no tengan miedo de vivir en el mundo. Necesitamos santos que tomen Coca Cola y coman hot-dogs, que sean internautas, que escuchen iPod. Necesitamos santos que amen la Eucaristía y que no tengan vergüenza de tomar una cerveza o comer pizza el fin de semana con los amigos. Necesitamos santos a los que les guste el cine, el teatro, la música, la danza, el deporte. Necesitamos santos sociables, abiertos, normales, amigos, alegres, compañeros. Necesitamos santos que estén en el mundo y que sepan saborear las cosas puras y buenas del mundo, pero sin ser mundanos". Esos tenemos que ser nosotros!!!

martes, 5 de noviembre de 2013

EL DÍA 5 DE NOVIEMBRE, SANTA ÁNGELA DE LA CRUZ Y SU ESPÍRITU FRANCISCANO



El espíritu franciscano en sor Ángela de la Cruz no surge como un complemento accidental y gracioso, sino que pertenece al núcleo de actitudes conscientemente escogidas por la fundadora. Ella formula referencias explícitas a «mi padre San Francisco» al reseñar que las virtudes «que deben brillar más en mí, son la pobreza, el desprendimiento de todo lo terreno y la santa humildad»; al programar el instituto decide que sus monjas «serán hijas de San Francisco de Asís, hermanas terceras, y los domingos y días de fiesta, en vez de rezar el rosario, rezarán la corona [franciscana]»; al explicar las tareas de las Hermanas advierte que «los medios no serán otros que los que nuestro padre San Francisco tuvo, que lo hizo todo con la limosna». Por el testimonio de las primeras Hermanas conocemos el episodio del sermón oído por sor Ángela en alabanza de San Francisco: le entraron deseos fervorosos de desprenderse de todo y «pisar la tierra sin pisarla». El hábito de las Hermanas y sus costumbres, novenas, misas, proponen permanentemente la cercanía del Santo de Asís hasta la misma partida de este mundo: «Si a última hora [alguna Hermana] pide morir como su padre San Francisco, se le concederá morir en la tarimita».

Esta identificación de sor Ángela con el espíritu franciscano nace más de actitudes existenciales que de fundamentos ideológicos. A pesar de ricas expresiones acerca de la mediación de Cristo, de la soberana presencia de Dios, de la inmersión personal en la vida de Cristo, sería desorbitado establecer en las paginas de sor Ángela alguna vinculación con las sentencias teológicas de la escuela franciscana sobre la prioridad de Jesucristo en los motivos de la encarnación. Pienso que todas las frases de sor Ángela admiten la normal conexión con la ideología ignaciana, tomista en este punto.

Sin embargo, sor Ángela, por su origen familiar, por su ubicación popular y por sus disposiciones naturales, se halla abierta a conexiones con el horizonte franciscano. Las explosiones amorosas para con Dios y con los hombres más desamparados, la atmósfera de alegría en el desprendimiento, el fiero apego a la pobreza, le colocan entre los discípulos fervorosos del Santo de Asís. Y surgen lances deliciosos de su biografía que constituyen como un capítulo reciente de las Florecillas: se olvida de comer el día de la fundación; convierte los piojos -único terror de sor Ángela- en «perlas de nuestro padre San Francisco»; un pichón «providencial» proporciona caldo para la hermanita enferma; traen los pies secos en día de lluvia torrencial; hermanita Ana consigue la suspirada casa de calle Lerena y cumple las exhortaciones sobre el desprecio del mundo al pie de la letra; sor Ángela remedia la falta de dinero para el pago del pan...

La fundadora introduce prácticas de sabor franciscano en el tenor de vida de las Hermanas: besar la mano a las enfermas, y a los enfermos los pies, viendo en ellos la imagen de Cristo; postraciones para ponerse en presencia de Dios al comenzar la oración; uso habitual de las esteras, que ya sirvieron de cama al grupo inicial en calle San Luis; petición de limosna de puerta en puerta, modo «más gustoso» para San Francisco; utilización común de los libros; dedicación de las flores a la Virgen, escribiendo incluso el nombre de María en las macetas; celebración jubilosa de la fiesta de Navidad con «juegos» y procesiones en torno al Niño y sus pesebres.

En el meollo de estas prácticas laten los fervores «exagerados» de la zapaterita enamorada de Jesús y dispuesta a inventar locuras de cariño. Quiere que la comida no le sepa a nada, y a escondidas le neutraliza el sabor con un poquito de ceniza; considera «basura» el oro, igual que Francisco llamó basuras a la riqueza; y lo mismo que el pobre de Asís suplicaba a fray León que le pasara por encima diciéndole «miserable pecador», sor Ángela siente deseos «de aparecer a los ojos de todo el mundo como una miserable pecadora y como una mujer perdida...».

Este matiz tan franciscano del íntimo y poético desprecio de sí mismo halla en la imaginación sevillana de sor Ángela refuerzos que hubieran entusiasmado al «pobrecito» de Asís. Ella escribe de sí: «¿No os mueve a compasión la pobrecita Ángela, tan sucia, tan fea y tan haraposa?» «He recibido de mi amado Dueño un gran conocimiento de mi nada. Sí, este conocimiento, que en la presencia de Dios me encuentro tan desnuda de todo, gracias a Dios que lo es todo y yo la nada» «Quería más bajar, más pobreza, más humillación». «Me ha tocado un borrico que no me ayuda..., parece que el borrico desmaya y no quiere andar». Imagina la alegría del mendigo tontico que alcanza favor del rey. Inventa la deliciosa parábola de la «negrita» despreciable, enamorada de Señor tan hermoso, gimiente con suspiros que traen perfume del Cantar de los Cantares. Y concibe una de las situaciones más sorprendentes de la historia de la espiritualidad contemporánea al proponer, en serio y repetidas veces, a su padre espiritual la huida secreta para ocupar una plaza de «mujer arrepentida». Decididamente, Francisco de Asís le hubiera mirado con buenos ojos. Sor Ángela está autorizada por la trayectoria anterior para escribir el epitafio místico de su testamento: No ser, no querer ser...

En documentos posteriores a los papeles recogidos en este volumen, sor Ángela aplica constantemente a la existencia de las Hermanas de la Cruz la tónica franciscana de su espiritualidad: «Estamos de feria», les dice repetidamente aludiendo a los jolgorios de las ferias primaverales andaluzas, que constituyen un prodigio de luz y de color. Las Hermanas de la Cruz «están de feria» cuando les aplasta el trabajo, cuando asisten a coléricos, cuando les falta el alimento del día o ropas con que mudarse: «Siento mucho los males que han sufrido en los días de más tarea y las privaciones que por las circunstancias actuales tienen que experimentar; pero al mismo tiempo me alegro de la poquita de feria que ha habido para el espíritu» (Carta a Arjona, 2 noviembre 1895); «Estas son nuestras ferias y debemos dar muchas gracias a Dios» (Carta a Villafranca, 17 diciembre 1895); «... todos los pobres de Utrera, que los están socorriendo [...]; están de feria, las pobrecillas. Pero no apurarse, que en todas las casas vamos a estar de feria si correspondemos a nuestro Dios» (Carta a Ayamonte, 22 agosto 1885).