Ntra. Sra. de la Esperanza Macarena, en su Basílica el pasado 24 de mayo, horas antes a su salida Fotografía: E. Jesús Díaz Pérez |
Las
sensaciones y emociones de toda la familia macarena se han desbordado esta
semana. Las previsiones han superado las expectativas por completo tanto en
número de personas como en sentimientos. Han sido muchos los actos organizados
para celebrar el medio siglo de la coronación de la Esperanza y miles de sevillanos
han querido participar de forma directa. No siempre tiene uno la oportunidad
de ver a la Esperanza pasearse de forma triunfal por las calles de Sevilla como
lo hizo el pasado sábado y como lo hará también este sábado cuando vuelva a su
templo de forma triunfal.
Los
actos de la celebración comenzaron el pasado sábado con la procesión que llevó
a la Esperanza, en su paso de palio habitual, hasta la Catedral de Sevilla.
Fueron once horas de recorrido, pero fueron once horas de gloria para macarenos y
no macarenos. La grandeza y la devoción de esta dolorosa es tan grande, tan
universal, que su presencia es capaz de llenar sentimentalmente toda una
ciudad.
La
jornada comenzó bien temprano. La basílica era un hervidero de personas, tanto
dentro como fuera, y las miradas tenían todas el mismo objetivo: la cara de la
Esperanza. El cortejo salió del templo al mediodía hasta que el paso de palio
puso sus cuatro zancos en la calle y la Virgen ocupó todo el protagonismo del
día hasta pasada la medianoche. El recorrido fue triunfal y miles de macarenos
vivieron uno de los días más emocionantes de su vida. El trayecto por el barrio
dejó muy claro que los vecinos sienten una devoción por la Esperanza y el
paseo por la feligresía fue apoteósico. Calles engalanadas, petaladas y una
marea humana que no dejaba literalmente andar al paso al ritmo que debiera, y
que provocó un retraso final en el día de dos horas y media. También resultó
más que emotivo el paso de la Virgen ante la hermandad de Monte-Sión, ante las
Hermanas de la Cruz y el tránsito por esa alfombra de sal sanluqueña que
esperaba en la plaza de San Francisco.
Al
día siguiente, el domingo a primera hora, comenzó el segundo acto de los previstos
por este aniversario y que también ha desbordado todas las previsiones. Un
besamanos extraordinario en la parroquia del Sagrario por el que han pasado
miles de personas. Desde las nueve de la mañana hasta pasada la medianoche, durante
tres días consecutivos. Todos los sevillanos tuvieron la oportunidad de mirar
a la Virgen frente a frente para hablar con Ella. Un besamanos de la Macarena
es una experiencia que todas las personas deberían vivir, al menos, una vez en
la vida. Devotos de todas las edades y condición han debido esperar colas de
hasta más de dos horas de duración pero seguro que después de experimentar la
sensación de besar sus manos no tendrían el menor reparo de volver a soportar
la misma impaciente e ilusionante espera.
Terminado
el besamanos, comenzó el pasado miércoles el triduo en honor a la Virgen, que
se ha celebrado en el Altar del Jubileo. La Virgen, sobre el paso de la Virgen
del Rosario, ha recibido el culto público de todos sus hermanos y devotos
antes de que este sábado vuelva a pasearse por Sevilla camino de la Plaza de
España. En el monumento que proyectara Aníbal González, se celebrará la misa
estacional que conmemorará el 50 aniversario de la coronación y las emociones
volverán a dispararse.