Corona de Oro de Ntra. Sra. de la Esperanza Macarena |
La corona diseñada por Juan Manuel Rodríguez Ojeda y realizada por
Joyería Reyes para la Virgen de la Esperanza es, pues, un elemento fundamental
de la historia contemporánea de la hermandad de la macarena y uno de sus más
apreciados bienes patrimoniales. El diseño muy elaborado, cuidado e inspirado
aportó argumentos creativos suficientes para sostener su acreditado prestigio;
la ejecución precisa, refinada, monumental a la vez.
Todo se estudió al detalle, tanto en lo referente a las cuestiones
creativas y estilísticas como a las medidas, los volúmenes y la incidencia de
estos sobre la imagen, cuestiones sumamente importantes, pues toda obra
suntuaria destinada a un ajuar mariano debe tener como premisa indiscutible el
favorecimiento de las condiciones visuales y la presentación de la devoción en
la dimensión estética. Rodríguez Ojeda siempre lo tuvo en cuenta, ése fue su
objetivo prioritario, de ahí el extraordinario resultado de sus diseños.
Benigno González utilizó datos aportados por José González Mas y
comentó cómo se construyó una maqueta de cartón para las pruebas oportuna;
y la intención de que apenas llevase motivos cincelados, sólo los estrictamente
necesarios por cuestiones técnicas, en beneficio de las superficies recortadas
según los patrones de los cartones y los elementos grabados en éstas.
Igualmente, proporcionó los nombres del maestro de taller, Francisco Ternero, y
los oficiales que trabajaron bajo sus órdenes: Francisco Pérez, José Menduiña,
Manuel Blasco y Luis Bracho. Concepción Menduiña, hija del
anterior, mostró su disconformidad con la relación de oficiales aportada por
Benigno González, pues declaró que su padre, maestro grabador, faceta ésta muy
importante en los trabajos de la corona, estaba establecido de modo
independiente, y lo hizo por encargo directo de Joyería Reyes, no como oficial
del citado maestro.
En su artículo, no habló del festival de Gallito ni hizo alusión alguna al famoso torero,
circunstancia que provocó algunas quejas populares, a las que dieron respuesta
sus colaboradores más cercanos, que argumentaron la numerosa documentación
consultada en los archivos de la Hermandad sin datos respecto de ello. Fue
Jesús Miguel Palomero Páramo quien aportó la noticia del festival celebrado en
la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, el día catorce de agosto de 1912,
en la que Gallito
intervino como único
espada ante toros de Eduardo Miura, con un beneficio para la corporación de
tres mil pesetas. Tal cantidad se añadió a la recolectada entre los
hermanos y en el barrio, iniciada e incentivada por el Mayordomo de la
Esperanza, señor Jiménez, y el resto se pagó con el canje estipulado por la
Junta de Gobierno, como se había previsto en un principio.
Todos los historiadores del arte que estudiaron o hablaron sobre la
corona destacaron los aspectos creativos y las novedades técnicas. Jesús Miguel
Palomero Páramo elogió la estructura clásica, formada por canasto, imperial y
ráfaga; María Jesús Sanz confirmó la importancia de la obra y su
ascendencia estilística sobre las coronas de la primera mitad del siglo
XX"; Antonio Manes Manaute la consideró punto de referencia indiscutible
en las artes suntuarias sevillanas contemporáneas; y Gabriel
Ferreras y Araceli Montero la propusieron como uno de los mejores diseños de
Rodríguez Ojeda.
Teniendo
en cuenta tales y autorizados comentarios es necesario dilucidar qué tiene de
tradicional y de novedoso, pues en ese equilibrio radica una parte importante
de su valor y atractivo. Entre los elementos vinculados con la tradición
hispalense destaca la estructura y el significado simbólico que mantienen cada
una de las partes: canasto, imperiales y ráfaga También las técnicas de
platería, sobre todo en las piezas realizadas con oro batido, cortado en frío y
repujado o grabado; y, en relación con éstas, un grafismo que le proporciona
carácter, el trabajo por una sola cara, la frontal, incluida la ráfaga. Todas
las coronas sevillanas anteriores están trabajadas así.
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