viernes, 9 de mayo de 2014

UNA CORONA PARA LA MEJOR REINA II



Detalle delantero de la corona de Ntra. Sra. de la
Esperanza Macarena

Las novedades son tan numerosas y tienen tanto alcance como los elementos clásicos. La primera es el propio material, oro, en vez de la plata tradicional. Otra es el aumento de dimensiones y volumen concepto importante, que marcaría el desarrollo de las coronas posteriores. Entre las más avanzadas es las técnicas de recorte sobre plantillas de cartón procedimiento habitual entre los orfebres aragonesa: y catalanes de principios de siglo, aprovechado pasados unos años por los escultores de las vanguardias parisinas; y, en relación con éstas, el sobrio cincelado y el nuevo sentido autónomo de los esgrafiados o grabados complementarios, procedentes de la discipline habitual en joyería, distinto al carácter mixto de la platería sevillana repujada y grabada. Esto posibilitó la incorporación de elementos vegetales y otros motivos planos con un nuevo alcance estético. En cuestiones estilísticas la renovación fue aún mayor, la disposición y composición del canasto y la ráfaga así como los contrastes y las alternancias de unidades compositivas en cada uno de éstos siguen ritmos regionalistas que la relacionan con los bordados y la cerámica, de la que proceden los esmaltes con vivos colores.



La coherencia y la excelencia compositiva del proyec: de Juan Manuel Rodríguez Ojeda están basada; las relaciones establecidas entre los distintos ámbitos expresivos comentados. El canasto está estructurada en dos niveles, el primero articulado por pilastras que generan espacios cuadrados con esferas caladas la vez, sostienen la imperial superpuesta; el segunc: superior, formado por un frente de flores recortadas y esgrafiadas con gran delicadeza, que continua en desarrollo y la inclinación exterior, abriendo la superficie Las cortinillas plegadas y colgantes, de procedentes de la barroca tardía, complementan las transiciones; i fusión estructural. La imperial duplica la altura con un noble efecto de abombamiento proporcionado por las bandas convergentes con ramificaciones latera éstas abiertas, carnosas y caladas, regidas por candelieri y ajustadas a la estructura. La trama vegetal  sobria, bien simplificada, muy moderna, sostiene escudos esmaltados de Sevilla y la Casa Real. El costraste de la ráfaga, semicircular y con composición  distinta y autónoma sobre una esfera, es muy acusado. La alternancia de los dieciséis  candeliere flamígeros con roleos serpentiformes anudados en la base y convergentes en la altura como base de una estrella de diez puntas con los rayos estilizados y lisos con cinco puntas escalonadas sobre una base melcochada, repartidos a uno y otro lado de aquella, recuerdan los trabajos regionalistas de  forja y la evolución de los bordados del propio diseñador, que ya había utilizado en método similar en la parte inferior de la túnica regionalista del Señor de la Sentencia en 1910, con la que guarda una estrecha relación estilística.


Otros elementos muy visibles en la actualidad fueron añadidos  con motivo de la Coronación Canónica, en 1964, el mas significativo es el ancla que cuelga en su interior, símbolo de la Esperanza como virtud Teologal; de la misma época con la pulsera de pedida que forma la cruz de Brillantes superpuesta a la calada del remate y una esmeralda regaladas por una devota catalana, y los dieciocho diamantes de las estrellas de la ráfaga, ofrecidos por las hermandades sevillanas con motivo de la coronación.

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