Detalle delantero de la corona de Ntra. Sra. de la Esperanza Macarena |
Las novedades son tan numerosas y tienen tanto alcance como los
elementos clásicos. La primera es el propio material, oro, en vez de la plata
tradicional. Otra es el aumento de dimensiones y volumen concepto importante,
que marcaría el desarrollo de las coronas posteriores. Entre las más avanzadas
es las técnicas de recorte sobre plantillas de cartón
procedimiento habitual entre los orfebres aragonesa: y catalanes de principios
de siglo, aprovechado pasados unos años por los escultores de las vanguardias
parisinas; y, en relación con éstas, el sobrio cincelado y el nuevo sentido autónomo
de los esgrafiados o grabados complementarios, procedentes de la discipline
habitual en joyería, distinto al carácter mixto de la platería sevillana
repujada y grabada. Esto posibilitó la incorporación de elementos vegetales y
otros motivos planos con un nuevo alcance estético. En cuestiones estilísticas
la renovación fue aún mayor, la disposición y composición del canasto y la ráfaga así como los
contrastes y las alternancias de unidades compositivas en cada uno de éstos
siguen ritmos regionalistas que la relacionan con los bordados y la cerámica,
de la que proceden los esmaltes con vivos colores.
La coherencia y la excelencia compositiva del proyec: de Juan Manuel
Rodríguez Ojeda están basada; las relaciones establecidas entre los distintos
ámbitos expresivos comentados. El canasto está estructurada en dos niveles, el
primero articulado por pilastras que generan
espacios cuadrados con esferas caladas la vez, sostienen la imperial
superpuesta; el segunc: superior, formado por un frente de flores recortadas y
esgrafiadas con gran delicadeza, que continua en desarrollo y la inclinación
exterior, abriendo la superficie Las cortinillas plegadas y colgantes, de
procedentes de la barroca tardía, complementan las transiciones; i fusión estructural. La imperial duplica la altura con un noble efecto de abombamiento
proporcionado por las bandas
convergentes con ramificaciones latera éstas abiertas, carnosas y caladas,
regidas por candelieri
y ajustadas a la
estructura. La trama vegetal sobria,
bien simplificada, muy moderna, sostiene escudos esmaltados de Sevilla y la
Casa Real. El costraste de la ráfaga, semicircular y con composición distinta y autónoma sobre una esfera, es muy
acusado. La alternancia de los dieciséis
candeliere flamígeros con roleos serpentiformes anudados en la base y
convergentes en la altura como base de una estrella de diez puntas con los
rayos estilizados y lisos con cinco puntas escalonadas sobre una base
melcochada, repartidos a uno y otro lado de aquella, recuerdan los trabajos
regionalistas de forja y la evolución de
los bordados del propio diseñador, que ya había utilizado en método similar en
la parte inferior de la túnica regionalista del Señor de la Sentencia en 1910,
con la que guarda una estrecha relación estilística.
Otros elementos muy visibles en la actualidad fueron añadidos con motivo de la Coronación Canónica, en
1964, el mas significativo es el ancla que cuelga en su interior, símbolo de la
Esperanza como virtud Teologal; de la misma época con la pulsera de pedida que
forma la cruz de Brillantes superpuesta a la calada del remate y una esmeralda
regaladas por una devota catalana, y los dieciocho diamantes de las estrellas
de la ráfaga, ofrecidos por las hermandades sevillanas con motivo de la
coronación.
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