viernes, 30 de mayo de 2014

ESPERANZA MACARENA, AÚN NOS QUEDA MUCHO QUE VIVIR



Ntra. Sra. de la Esperanza Macarena, en su Basílica el pasado
24 de mayo, horas antes a su salida
Fotografía: E. Jesús Díaz Pérez


Las sensaciones y emociones de toda la familia macarena se han desbordado es­ta semana. Las previsiones han superado las expectativas por completo tanto en número de personas como en sentimien­tos. Han sido muchos los actos organiza­dos para celebrar el medio siglo de la co­ronación de la Esperanza y miles de sevi­llanos han querido participar de forma directa. No siempre tiene uno la oportu­nidad de ver a la Esperanza pasearse de forma triunfal por las calles de Sevilla co­mo lo hizo el pasado sábado y como lo hará también este sábado cuando vuelva a su templo de forma triunfal.
Los actos de la celebración comenza­ron el pasado sábado con la procesión que llevó a la Esperanza, en su paso de palio habitual, hasta la Catedral de Sevi­lla. Fueron once horas de recorrido, pero fueron once horas de gloria para macarenos y no ma­carenos. La grandeza y la devoción de es­ta dolorosa es tan grande, tan universal, que su presencia es capaz de llenar senti­mentalmente toda una ciudad.
La jornada comenzó bien temprano. La basílica era un hervidero de personas, tanto dentro como fuera, y las miradas tenían todas el mismo objetivo: la cara de la Esperanza. El cortejo salió del tem­plo al mediodía hasta que el paso de palio puso sus cuatro zancos en la calle y la Virgen ocupó todo el protagonismo del día has­ta pasada la medianoche. El recorrido fue triunfal y miles de macarenos vivieron uno de los días más emocionantes de su vida. El trayecto por el barrio dejó muy claro que los vecinos sienten una devo­ción por la Esperanza y el paseo por la fe­ligresía fue apoteósico. Calles engalana­das, petaladas y una marea humana que no dejaba literalmente andar al paso al ritmo que debiera, y que provocó un re­traso final en el día de dos horas y media. También resultó más que emotivo el pa­so de la Virgen ante la hermandad de Monte-Sión, ante las Hermanas de la Cruz y el tránsito por esa alfombra de sal sanluqueña que esperaba en la plaza de San Francisco.
Al día siguiente, el domingo a primera hora, comenzó el segundo acto de los pre­vistos por este aniversario y que también ha desbordado todas las previsiones. Un besamanos extraordinario en la parro­quia del Sagrario por el que han pasado miles de personas. Desde las nueve de la mañana hasta pasada la medianoche, du­rante tres días consecutivos. Todos los se­villanos tuvieron la oportunidad de mirar a la Virgen frente a frente para hablar con Ella. Un besamanos de la Macarena es una experiencia que todas las personas deberían vivir, al menos, una vez en la vi­da. Devotos de todas las edades y condi­ción han debido esperar colas de hasta más de dos horas de duración pero segu­ro que después de experimentar la sen­sación de besar sus manos no tendrían el menor reparo de volver a soportar la mis­ma impaciente e ilusionante espera.
Terminado el besamanos, comenzó el pasado miércoles el triduo en honor a la Virgen, que se ha celebrado en el Altar del Jubileo. La Virgen, sobre el paso de la Virgen del Rosario, ha recibido el culto público de todos sus hermanos y devo­tos antes de que este sábado vuelva a pa­searse por Sevilla camino de la Plaza de España. En el monumento que proyec­tara Aníbal González, se celebrará la mi­sa estacional que conmemorará el 50 aniversario de la coronación y las emo­ciones volverán a dispararse.

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