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Ntra. Sra. del Mar Coronada
Fotografía: Javier Barranco Casimiro |
He aqui las normas que se debe seguir para la coronacion canócica, siendo estas estraídas de los apuntes sacados del libro de mariología que use en tercer curso de teología Titulado Maria en la Iglesia publicado por Antonio María Calero S.D.B. Catedrático en mariología.
La Santa Madre
Iglesia no ha dudado en afirmar repetidamente la legitimidad del culto
tributado a las imágenes de Cristo, de su Madre y de los santos y con
frecuencia ha orientado a los fieles sobre el significado de este culto.
La veneración de
las imágenes de Santa María Virgen frecuentemente se manifiesta adornando su
cabeza con una corona real. Los Romanos Pontífices no sólo secundaron esta
forma de piedad popular, sino que, además, personalmente o por medio de Obispos
por ellos delegados, coronaron imágenes de la Virgen Madre de Dios ya insignes
por la veneración pública. Y, al generalizarse esta costumbre, se fue
organizando el rito para la coronación de las imágenes de Santa María Virgen
incorporado a la Liturgia Romana en el siglo XIX.
Con este rito
reafirma la Iglesia que "Santa María Virgen con razón es tenida e invocada
como reina, ya que es Madre del Hijo de Dios, Rey del Universo, colaboradora
augusta del Redentor, discípula perfecta de Cristo y miembro supereminente de
la Iglesia" (Sagrada Congregación para los Sacramentos y el culto divino,
Ritual de la coronación de una imagen de Santa María Virgen [14-II-83].
Prenotandos).
Corresponde al
Obispo de la Diócesis, consultados los organismos diocesanos y locales
pertinentes, juzgar sobre la oportunidad de coronar una imagen de la Santísima
Virgen, teniendo en cuenta la devoción popular que suscita y el cultivo del
genuino culto litúrgico y el apostolado cristiano.
Las Coronaciones
de imágenes de la Virgen a lo largo de la historia
La antigüedad de
la confesión por parte de la comunidad cristiana de la realeza de María se
remonta a la primitiva comunidad y se ve plasmada ya en la iconografía del
paleocristianismo: corona e insignias reales, corte de ángeles y santos, e
incluso coronación por Jesucristo de Su Madre.
Asimismo, la Liturgia canta a María Reina en múltiples antífonas (Salve Regina,
Regina coeli, Ave Regina coelorum, en las Letanías lauretanas...); pero es
singularmente significativo el sacramental de coronación canónica, que parte en
Occidente sobre todo de finales del siglo XVI, en el marco de la Contrarreforma.
Extenso mosaico que se ha ido entretejiendo a lo largo de la historia por el
amor del pueblo cristiano a su Madre celestial.
María, totalmente glorificada por su Asunción en cuerpo y alma a los cielos, es
Reina por ser Madre de Dios y Rey mesiánico, por ser corredentora, por ser
perfecta discípula de Cristo e imagen y tipo de la Iglesia.
El rito de la coronación fue conformado en el siglo XVII para las imágenes que
eran coronadas en nombre del Cabildo Vaticano. Santa María la Mayor de Roma y
la Virgen de Oropa, en 1620, fueron las primeras imágenes coronadas
canónicamente.
En el siglo XIX se extendió a toda la Iglesia, terminando por incorporarse al
Pontifical Romano, para imágenes de gran devoción. De esa manera en España, la
catalana Virgen de Montserrat fue la primera en recibir la coronación canónica
en 1881, y, en Andalucía, fue la sevillana Virgen de los Reyes en 1904, con
posterioridad, lo sería la Virgen de la Cabeza de Andújar, coronada la
primitiva imagen en 1909 y en 1960 la actual. En 1913 fue coronada la Virgen de
las Angustias, patrona de Granada y más tarde, en 1919, la almonteña Virgen del
Rocío y, en 1929, la Virgen de la Antigua de la Catedral hispalense.
El 8 de Febrero de 1943 fue coronada por el Nuncio de Su Santidad la Virgen de
la Victoria patrona de Málaga y su diócesis.
Otras coronaciones canónicas de indudable recuerdo son las de Sta. María del Mar Patrona de Alemería el 8 de abril 1951, María Auxiliadora
y la Virgen de la Amargura de Sevilla en 1954, y diez años más tarde la de la
Esperanza Macarena, el 31 de Mayo de 1964. La secular devoción a la Virgen de
los Dolores de Córdoba hizo que ésta fuese coronada en 1965. Y así un buen
número de Dolorosas y de Vírgenes de gloria han recibido bien del Vaticano o
bien de su respectivo Obispo el oportuno permiso para ser coronada
canónicamente.
Aunque la nómina es extensa señalaremos en Sevilla la Hiniesta Gloriosa en 1974
y la Esperanza de Triana en 1984, y la Estrella en 1999. En Málaga la Virgen de
los Dolores de la Cofradía de la Expiración en 1986, la Virgen de la Esperanza
en 1988 y en ese mismo año la Virgen de la Paz y del Socorro de Antequera.
También en otras provincias andaluzas se ha realizado de poco tiempo acá este
rito. Baste señalar la Virgen del Rosario o de las Angustias o del Socorro en
Córdoba, la de la Alhambra en Granada, la de los Dolores de Álora y Antequera.
En el año 2000 fue coronada la Virgen la Trinidad de la popular Cofradía del
Cautivo y la Virgen de los Remedios de Cártama y, en el año 2003, la Virgen de
la Amargura (Zamarrilla).
Esta ceremonia se rige actualmente por el Ritual promulgado por el Vaticano el
25 de marzo de 1981, en el que se extiende el privilegio de la concesión a los
obispos diocesanos juntamente con la comunidad local, por lo que las
coronaciones pueden ser pontificias, por decisión expresa del Papa o del
Capítulo Vaticano, y diocesanas.
Sobre la
propia corona
En cuanto a la
diadema o corona ha de ser de oro, sobre todo la parte que toca a la virgen, es decir lo que bulgarmente llamamos el casquillo o bombonera, que no es otra cosa que la corona en sí, la ráfaga que circunda la corona puede ser de otro metal, debe de unir la dignidad y nobleza a la
sobriedad, tanto en los materiales como en la ejecución, según los
condicionantes culturales y los gustos artísticos de la comunidad, de modo que
sea símbolo adecuado. Se recomienda para su celebración preferentemente alguna
memoria de la Virgen u otro día festivo: en este caso será un domingo, día del
Señor, víspera de la Solemnidad de todos los Santos: no olvidemos que María es
Reina de todos los Santos y la Panagia o Toda Santa.
Lugar y
momento de la coronación
Como marco idóneo
las normas del Obispado es la Catedral, aunque aveces se tomen otros enclaves geográficos, pero lo canónico es la Catedral que es el corazón religioso de
nuestra ciudad y diócesis, para realizar las coronaciones que se realicen en
nuestra capital.
La coronación suele realizarse dentro de la Eucaristía, lo más frecuente aunque
también puede hacerse en el marco de las Vísperas de la Liturgia de las Horas o
de una Liturgia de la Palabra. Todo transcurre del modo acostumbrado hasta la
homilía, que debe resaltar el papel materno y regio de María en la Iglesia.
Frecuentemente la(s) corona(s) es/son portada(s) en la procesión de entrada.
Después de la predicación, ministros, generalmente los padrinos, llevan la
corona al Obispo, que, despojado de la mitra, recita la oración de bendición y
la rocía con agua bendita. A continuación procede a su imposición sin decir
nada; si es una imagen de la Virgen Madre, primero se corona la imagen del Niño
Jesús, y después la de María. A continuación se canta una antífona o canto que
exalte la realeza de María mientras el Obispo inciensa la imagen. Acabado el
canto, se hace la oración de los fieles y continúa la misa del modo
acostumbrado.
Es muy frecuente, al menos en nuestras latitudes, que todo acabe con una
procesión triunfal en reconocimiento de la dignidad que la Iglesia ha conferido
a esa efigie mariana.