jueves, 26 de julio de 2012

RIMAS Y LEYENDAS I


Os acordáis de aquellas famosas entradas de “misterios sin resolver”, que nadie leía, pero que bastantes comentaban, ya que mi blosgs es como las telenovelas. Pues bien, Vetusta dijo hace unos meses que volvía con más fuerza que cuando empezó y con menos vergüenza, con lo cual voy a abrir unos capítulos de rimas y leyendas de la Sevilla de aquellos fantasmas que venían un sábado por la mañana a recoger la orfebrería, vistazo a la talla, o ha comprar encajes,(sobre encajes hay una entrada muy curiosa) y por la noche estaban en Almería, ojo y habiendo comido en el abades de Aguadulce, con lo cual se podían o se pueden contar las horas de estancia en suelo sevillano con los dedos de una mano y aún nos sobraría alguno.
Comenzaré con una leyenda de esos que venían y siguen viniendo, a la vez amigo mío desde hace mas de 15 años tanto él como los miembros de su familia, y diréis algunos, menos mal que es amigo, pues porque es amigo comento esta leyenda que decía así: “Cuando el Consejo General de Hermandades de Sevilla se reúne en pleno, el Ayuntamiento y el Palacio Arzobispal tiemblan”.
Cuando este que escribe, lo refirió en más de una ocasión, en lugares diferentes, buenas risas se echaron a mi costa, hasta tal punto que algunos incluso me preguntaron que si tenía mas chistes igual a ese, bueno es que he contado más que una que otra leyenda, que iré narrando a través de diversas entradas. Pues hasta propusieron escribir un libro, más o menos como el del tonto de capirote, pero no lo vi sano sobre todo por las personas que me las contaban.
La respuesta que nadie tiembla, y si tienen que temblar es el propio Consejo cuando el Palacio Arzobispal saca algún que otro decreto, sino que se lo digan a las hermandades que quedaban si aprobar las hermanas nazarenas, así como el Ayuntamiento o el propio Cecop, sobre todo este último, que en más de una cofradía ha realizado Estación de Penitencia bajo los consejo de este organismo. No sé si os habrá gustado pero como estas hay más.

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