Se nos
ha ido la Esperanza, pero no la Virtud Teológica de María la Nuestra, ni
tampoco un estado de ánimo psicológico, sino Esperanza Aguirre, la verdad que
ya era hora, aunque por el motivo que sospecho, no es el idóneo que yo hubiera
querido para una mujer que de verdad ama España, y que aunque era Presidenta de
una Autonomía, ella creía en la unidad de país y veía las autonomías como meras
administradoras territoriales de sus bienes. Vetusta quiere resaltar que ha
sido una mujer muy de derechas pero a la vez le ha abierto puertas a la mujer
de hoy en nuestro país, siendo la primera dama que ha ocupado el puesto de
presidenta del Senado, así como la primera presidenta de una comunidad
autónoma, cosa que antes nunca había conseguido ninguna fémina, no ha hecho alarde
de su de títulos de nobleza de sangre, ni de los de consorte, no ha utilizado
la política para exhibir a sus vástagos en la presa del corazón, cosa que si
han hecho incluso presidentes del gobierno, se ha ido a descansar y a dedicarse
a su familia, eso dice, pero lo importante, es que se ha marchado con la cabeza
bien alta y por la puerta grande, no ha sido el pueblo de Madrid, quien la ha
retirado, ha sido su propia experiencia
y su sentido común, algo que ha caracterizado a esta mujer de bandera que llevaba
como meta política engrandecer por siempre España.
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