La séptima
advertencia de un proverbio oriental dice que no rebajes a los demás para
sentirte alguien, sino afianza a tu propio centro y encuentra allí una
seguridad inamovible que nadie pueda arrebatar, que nada pueda destruir. Vive
desde allí, desde la seguridad. Este precepto surge desde la igualdad, de que
nuestra naturaleza propia no hay tú y yo, en lo más profundo somos uno. No hay
oposición entre las olas del mar, por muy diferentes que sean, porque todas son
mar. Una ola no es más que otra, a pesar de su particular manera de ser, porque
todas son mar.
Creo
que todo esto puede servirnos de reflexión a los cofrades, porque cuantas veces
no nos hemos hartado de despotricar al otro, para así engrandecer a nuestra
hermandad. Pues esto es solo síntoma de debilidad, cuántas veces no hemos oído
decir a capataces que las otras cuadrillas no andan bien, o al capillita de
turno decir que la orfebrería de tal o cual cofradía no es de buena calidad, o
de tal otro material, eso es solo falta de seguridad, sobre si mismo, si los
cofrades tuvieran seguridad y se centraran en trabajar en sus cofradías,
viviendo su vida hermandad como una vida de piedad, así como de experiencia religiosa, y no como una
competición, no habría esas tertulias improvisadas en las que prevalece la crítica
destructiva, donde lo mío es lo mejor y donde dicen que es oro molido, digo que
es serrín coloreado. Tertulias en las que se intentan desprestigiar al otro,
para así, escalar puestos. Si mi cofradía
lleva pocos nazarenos, digo que tal o cual cofradía baja notablemente el número
de participación, si otra corporación tiene dos coronas para su dolorosa, pues
digo que he oído, o me han dicho tal o cual orfebre que las coronas no son de
plata, para sí rebajar a la cofradía. O he oído decir que a última hora le han
fallado tantos costaleros a tal cofradía, cuándo luego los ves con más de
cuadrilla y media, o si tal imagen mariana esta vestida con mucho gusto y el capillita de turno le tiene manía intentará convences a los que le rodean que es la peor vestida, creyendoselo así mismo a la vez de hacerselo creer a los demás. Cuándo yo tengo
que mantener mi caché, o no puedo llegar a ese nivel, intento desprestigiar el
trabajo realizado por otros, tan solo porque no tiene confianza en sí mismo.
Perdonar que sea tan duro pero es así la
realidad, lo que pasa que tan grande es vuestro ego que cuando me leáis no haréis
ni la más pequeña refutación para llegar a esa mayéutica, es decir, que os miréis
por dentro y luego corrijáis vuestros errores para una mayor convivencia entre
las hermandades. Cosa que sé que no vais hacer, sino todo lo contrario, diréis que listo
es este, que se cree el es más listo del lugar.
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