martes, 19 de octubre de 2010

QUE MALOS OLORES EN SIGLOS PASADOS


Mujer, S.XVIII
     Para mí el tema de la higiene es algo muy importante, a veces creo que soy demasiado escrupuloso, teniendo fobias a diferentes olores y estados de defecación.

     Por este motivo, más de una vez he pensado como hubiera podido vivir en aquella época donde lavarse era cosa de putas, en el caso de las mujeres, como poder tener relación sexual como mujer nada aseada, a no sé que coincidiera con el día de lavado, pero aún así me parece repugnante.
Se han imaginado ustedes lo que tendría que sufrir una persona encamada de clase pobre, como podría hacer sus necesidades biológicas, y a la hora de asearlo, ¿cómo lo harían?, y los que estaban privados de libertad en una celda, teniendo de cama un jarpil de paja podrida, poseyendo de visitantes a ratas, disfrutando en la defecación, en la misma habitación. Por este motivo, no era extraño que existieran enfermedades como la peste o el cólera. Leyendo la novela “La tentación de la monja”, Monroe, Catherine; hay un pasaje donde cuenta como una señora la emparedan terminado sus días en ese lugar. Pues a mí lo primero que se me vio a la cabeza, que tendría que realizar sus necesidades allí en ese hueco de la pared, donde le dejaron la cavidad suficiente para respirar y comer para así hacer su muerte más lenta, sintiendo desde la lectura una repugnancia incontrolable.

     Por eso hoy debemos dar gracias a Dios por el agua que tenemos, así como por la cantidad de productos higiénicos que disfrutamos en nuestro alcance, hasta el punto que podemos destilar un conjunto de olores que opacan a los nuestros de originales de la naturaleza.

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