viernes, 22 de octubre de 2010

LAS VÍSPERAS DEL DESAMPARO


Ntra. Sra. de los Desamparados
     Mañana volveremos a disfrutar Dios mediante, del palio de los Desamparados, no es un recorrido nada bonito, la verdad sea dicha, pero le salva el buen gusto de la orfebrería, de los bordados, así como el buen hacer de la cuadrilla que la llevarán sobre sus cerviz, que será un lujo el poder disfrutar de cómo anda, siempre a las ordenes de uno del que se puede decir que es el Padre de los capataces y costaleros de Almería.
      
     Pero yo me he acordado cuando escribía estas letras en las vísperas de esta salida extraordinaria, que como siempre digo, no hay nada mejor que la espera de unas vísperas, si sobretodo estas desembocan en la dicha plena; porque hay seres en este mundo que nunca podrán disfrutar de poder ver como se pasea la Madre de Dios en Andalucía, ni tampoco podrán disfrutar de esa combinación de colores que es fruto del terciopelo, las sedas, el hilo de oro, la plata de la orfebrería, la luz de la candelería entre mezclada con el humo del botafumeiro, que los acólitos adularán  a lo largo de todo el recorrido, todo esto lo podrán oír, incluso tocar, pero nunca podrán disfrutar con  la vista la Grandeza de Dios en lo más sencillo del hombre.
     
     Al contrario de los que si lo ven,  pero nunca oirán la Gloría de Dios trasformada en un paso de palio, ya que lo verán pasar, pero nunca oirán el rechinar de unas zapatillas de esparto acariciando el adoquín, o como se besan los caireles con la plata de los varales, ni sabrán nunca como suena el llamador de un paso entre el silencio del gentío y la humedad del Mediterráneo, y aunque estudien a Manuel Font de Anta, nunca podrán paladear el sabor de boca que deja la marcha Amarguras.
     
      Pues a todas aquellas personas que les falta algún sentido de sensibilidad externa, pero que, aún así siguen teniendo Pasión la vida, quisiera dedicarle estas vísperas que estamos viviendo en este otoño que por unas horas se trasforma en esas noches de primavera que todos anhelamos.

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