jueves, 23 de diciembre de 2010

EL MESIAS NACIONAL Y EL SACERDOTAL. II

 Belén infantil Hdad. Santo Sepulcro
Fotografía: Chus Lara
La pervivencia de la expectación de un Mesías nacional queda asegurada por la excitación y levantamientos suscitados por figuras históricas desde Zorobabel hasta Bar Kchba.

Este Mesías era considerado un hombre como los otros, una figura nacional, política, que liberaría la pueblo derrotando y sometiendo a los paganos. Era la esperanza nacional de un futuro que predominaba desde antiguo en la masa del pueblo y se hacía sentir especialmente en los tiempos más duros de presión del régimen extranjero.

Los levantamientos han dejado testimonios literarios en LXX, Targumes, los Oráculos Sibilinos, Los Salmos de Salomón, el Testamento de los 12 Patriarcas y el mismo Josefo.

En la asociación del Mesías con un reinado terreno al fin de los tiempos,  podemos ver un intento por armonizar la esperanza futura intramundana nacional.

La tradición sacerdotal, fraguada en el exilio, hace del sacerdocio de Aarón el portador de la esperanza.

El mesianismo sacerdotal podría derivar del fracaso de las ilusiones puesta en Zorobabel y la aplicación del oráculo al sumo sacerdote Josué.

Hubo quienes pusieron sus esperanzas en el régimen hasmoneo, pero fue un breve sueño. Antes de que Pompeyo le arrebate el poder, era ya vista como lo que llegó a ser: usurpadora, secularizada y helenizada.

El Salmo 110 habla de un Mesías Señor de David, del orden de Melquisedec, jugó un papel decisivo en el desarrollo de la cristología: Melquisedec es el otro tipo de sacerdocio, indefinido todavía, esto lo retomará Heb.

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