viernes, 24 de diciembre de 2010

QUEDÉMONOS CON EL INTERIOR DEL RELATO

La religión cristiana a la que estoy orgulloso de pertenecer, tiene mucho de tradición y más todavía de tradiciones de otras religiones o mitologías, y estas efemérides que estamos ya celebrando y más esta noche se remontan a la época del desembarco simbólico Quetzalcoátl y sus muchas divinidades heterónimas en las playas de las culturas precolombinas y en el barbecho del inconsciente colectivo de sus habitantes.

Te anticiparé sólo que Osiris y Diónisos –paredros o avatares ambos de la misma deidad- eran hijos de Dios iguales al Padre, nacieron de una mujer virgen que al morir ascendió a los cielos y fue venerada y divinizada, su alumbramiento se produjo en una cueva el 25 de diciembre o (según otras versiones) el 6 de enero y fue anunciado por la aparición de una estrella, recibieron cuando aún estaban en la cuna, la visita de unos magos que les llevaban oro, incienso y mirra, fueron bautizados por un asceta nacido en el día del solsticio de verano.

Como creerán no es mi intención quitarles la fe ni muchos menos, todo lo contrario, lo que intento es aclararles que la tradición cristiana, ha adoptado unas leyendas para darle vida a los relatos de la biografía oculta de Jesús. Ya que de primera mano, no podemos saber nada, ya que no hay nada escrito de aquellos días, y de lo que nos debemos de quedar, con el mensaje de Caridad y de Humildad que Dios nos pone ante nuestros ojos. Porque lo importantes no es cuando y donde nació, si fueron pastores o no fueron, lo lógico es que si nació en cuevas o en cabañas de pastores de trashumancia, es que fueran pastores o pastoras a echarles una mano al parto y si estaban durmiendo a la intemperie, pues lo normal que no fuera diciembre, sino más bien una época de primavera.

La verdad que os digo que no hay nada de oculto, ni de falso en nuestra religión, sino que ha falta de certificados de datos, el hagiógrafo escoge lo mejor de la tradición.

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