viernes, 17 de diciembre de 2010

MARÍA, EN LA EXPECTACIÓN DEL PARTO


Ntr. Sra. del Amor y la Esperanza
Fotografía: Chus Lara

Son dos las niñas bonitas que hoy celebran su onomástica en nuestra ciudad, las dos recibirán en sus respectivas Sedes Canónicas, a cientos de fieles y devotos que irán a pedirles, a rogarles o en acción de gracias por los favores recibidos. Son muchos los férvidos devotos irán hoy a rendirse a las gloriosas plantas de su Gloriosa Madre en sus correspondientes virulentos besamanos.

Las dos Señoras poseen sobresalientes devociones, con un solo ápice de diferencia, que la una tiene más solera, por su antigüedad y por residir en uno de los barrios más vetustos de nuestra ciudad. Reina de los estudiantes y de la Cátedra de Monseñor González Montes, Guardiana de inertes obispos y de consolados canónigos. Amorosa y acogedora de nuevos Ministros del Orden Sacerdotal. Última morada para algunos presbíteros. Pero sobretodo Madre, Reina y Señora del Amor y de la Esperanza, que junto con su Hermana que guarda con su Manto de tisú verde a los fieles y fervorosos devotos del castizo y torero barrio de S. Idelfonso bajo la advocación de la Esperanza Macarena.

Madre de gloriosas tardes, toreros de negro y blanco clériman, teniendo por corso una vida llena de miseria y de desamores. Como pitones las falsas e injusticias de esta vida. Madre de grandes diestros que tienen por muleta la Cruz de Cristo para lidiar miuras que invaden casas abandonas, padres de familias que la única tarjeta de visita que tienen es la cartilla del paro, ancianas que ven como la soledad invaden sus vidas al igual que el albero cubre el suelo del Corso de la Av. de Vilches.

Dos Reinas, de hermandades valientes, innovadoras en la época que les ha tocado vivir. Las dos han sido únicas en su día de salida, las dos Madres de grandes y respetuosos cofrades. Las dos llenan esta vetusta ciudad de algo que brilla por su ausencia, ¡Esperanza!

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