jueves, 12 de agosto de 2010

CONCIENCIA, MORADA DE DIOS

La conciencia según Fries reconoce que hay una instancia más allá de sí mismo, una presencia que supera a la persona; esto lo llama “dialéctica de la conciencia”. Puede acatar esa instancia superior y prepararse para el hecho religioso, pero también puede ir en contra de ella cuando se siente juzgada; se produce entonces la dialéctica, el enfrentamiento.

Pero es en ese espacio en el que uno se da cuenta de su finitud, donde uno se encuentra con uno mismo, donde es posible conectar lo más íntimo de la persona con la trascendencia; ahí es donde se podrá dar la experiencia religiosa, es el lugar donde se da esa relación de tú a tú con lo trascendente. Estando la conciencia por lo alto de la norma, contra la que nunca hay que actuar, contra la conciencia nada ni nadie debe de ir en su contra.

Fries dice que la conciencia es la revelación de una realidad que trasciende al hombre. Conciencia en este sentido es lugar de realización de la religión en la que se representa y realiza la relación de Dios y el hombre. Conciencia es allí donde la persona se encuentra con lo más íntimo de su ser, y donde se puede provocar el encuentro con aquel que nos ha sido dado como Don.

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