lunes, 16 de agosto de 2010

ALCUDIA DE MONTEAGUD, FIEL A SUS FIESTAS DE S. ROQUE

Los días se aproximan, caminan más rápido de lo que parecen, el traje para las fiestas de moros y cristianos sigue sin estar terminado, a Blas le parece que no los van a terminar nunca, pero lo mas importante es que sabe su papel, protagoniza a un soldado cristiano, ayudante del general, al igual que lo hacia su padre en tiempos atrás.

Atrás han quedado las horas de sacrficio y de ensayos, los cuales se realizado desde semana santa hasta agosto, después de las faenas cotidianas del campo, el observa como sus hermanas mayores están trabajando para aviar sus vestiduras, lo que si tiene bien presente, es que es un orgullo y un privilegio seguir los pasos de sus antepasados, ya que desde el siglo XIX siguen la tradición familiar, de participar en el auto de las fiestas, ensayándola generación tras generación en las cámaras de su propia casa.

Su madre Dª Margarita, le alista los adornos para su corcel blanco, el único de todo el pueblo, él sabía que era la admiración y la envidia, por así decirlo, de toda la comarca, un rocín con apenas ocho años de edad, de raza hispana, blanco como la naca, vivo como una avispa, y dócil como un canino, lo tenían para ir de un pueblo a otro y para realizar visitas de cortesía, su padre decía que los mulos eran para las fajinas del campo y era de señores tener un equino para las obligaciones sociales.

Ha amanecido, es el día del Patrón, lo primero que prepara es el aseo en su dormitorio donde tenía su propio lavabo, de aquellos de madera, con espejo, palangana blanca de cerámica y toallero haciendo juego.Se dirige a la cocina para avivar agua en la chimenea, no espera a que se la calienten, lo hace el mismo. Se prepara para afeitarse de manera perfecta, bien rasurada, sentía en sus jóvenes mejillas como le temblaba el pulso cuando acariciaba su rosto con la afilada navaja. Mientras tanto sus hermanas mayores vienen desde sus respectivas casas para ver como se acicala el benjamín de la familia y a la vez recrearse del festejo de como se renueva la tradición familiar.

Sale de su aposento totalmente recompuesto de soldado cristiano, parece autentico de la época, sus hermanas que lo adoran por ser el menor de los hermanos, se turban al verlo, no lo pueden evitar, su madre manda a uno de los hijos mayores que traigan al rocín, venia recién lavado lo habían estado preparando desde primeras horas de la mañana, así como adornándolo con las mejores flores de su descubierto, cintas de seda natural y las mejores jarapas de la casa.

Se dispone a salir a la calle, monta en el blanco jamelgo, y espera el tercer toque de misa, ya que tiene que estar con la cuadrilla al completo en la Misa Mayor del pueblo, cuando eso sucede a tan solo cinco minutos de las doce del medio día, comienza andar con su caballo hacia la Iglesia Parroquial, donde darán comienzo las fiestas de Moros y Cristianos en honor a su Patrón San Roque, en la Villa de Alcudia de Monteagud.



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