viernes, 6 de mayo de 2011

LA MAYA UNA TRADICIÓN PERDIDA

Señorita ataviada de Maya para el concurso de la Ciudad Almería
Hdad. del Silencio 1 premio de mayas del Exmo. Ayuntamiento.
Solían salir del colegio sobre la cinco de la tarde, llegaban a casa ya todo lo tenían preparado, para cuando terminaran los deberes de clase, solían quedar en la plazoleta del barrio. La más atrevida era quien se acicalaba con el traje típico de la feria, el traje de gitana, es decir el traje típico del bajo Guadalquivir que sea regionalizado por todas las ferias de Andalucía.

Cuando llega ataviada con su precioso traje, maquillada, con su peina y flores sobre su pelo atirantado terminado en un bonito recogido, sus hombros eran acariciados por un mantoncillo bordado en sedas de colores donde se a precian lindas margaritas intercaladas con alguna que otra golondrina que sobrevuela unas buganvillas haciendo juego con el vestido, así como los zapatos de tacón ancho y como no, su lunar en la mejilla derecha para darle un toque más flamenca. Terminan de rematar el decorado sus amigos, con una silla de madera y anea, una colcha de fondo y algunas macetas con geranios de diversos colores y si se puede alguna que otro cacharro de cobre para terminar la decoración.

Ella solo tiene un cometido que es estar toda la tarde sonríendo y sin darse cuenta remarca con su inocente sonrisa el falso lunar que su madre le ha marcado en la mejilla, mientras sus compañeros y compañeras se dedican a pedir la pesetica para la maya a todos los viandantes que circulan por la calle. Las personas delicadas observan con detenimiento la labor realizada por estos chicos y en agradecimiento les dan la propina pedida por el más atrevido de la pandilla, que suele caracterizase por el que menos vergüenza tiene, la propina era esa pesetica para la maya. Así pasan las tardes del mes de mayo y algunos sacaban para algún que otro capricho, ya que el mes es bastante largo y los paseantes muy variados.

Esta es otra de las tradiciones que se ha ido perdiendo a lo largo de los años, sin apenas darnos cuenta, la sociedad la ha borrado de lo cotidiano, con la desgracia que no ha sido reemplazada por ninguna otra. Esto es solo producto de la mecanización de esta sociedad materialista que solo piensa en escalar posiciones día tras día, sin importarle como se terminan de matar las tradiciones que hacían la convivencia de una sociedad que hoy en día por desgracia nuestra no existe.

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