martes, 3 de mayo de 2011

CRUZ DE MAYO, SU FUTURO SON LOS BARRIOS

Cruz de Mayo Hdad. de la Sta. Cena, Almería
Foto Extraída del Blogs Cospiración de las Mantillas
Vuelvo a pasar este día de la Cruz de Mayo fuera de nuestra ciudad, los que me conocéis sabéis de veras que yo era muy amante de esta fiesta, y lo sigo siendo, aunque la crisis está ayudando a que esta no crezca como es debido, pero a pesar de todo, la echo de menos, todo ese encanto que se vivía por la calles de nuestra ciudad en los días posteriores de la Semana Santa. Esas calles que pasan las noches en una inmensa soledad y que en estos diez días de fiestas son el trascurrir de un ir y venir de gente que quiere vivir unos días de fiesta y de relax tras los días de pasión.

La fiesta de la Cruz que estuvo dormida durante un largo tiempo en nuestra ciudad y que sólo los habitantes del Vetusto barrio de la Almedina seguían celebrándolo en sus casa y patios particulares, y que resucitó junto con el resurgir de las cofradías, ya que fueron estas las que hicieron con su trabajo el renacer de una tradición de nuestro antepasados y que no es otra cosa que la fiesta de la primavera. Es la explosión de luz y de color del mes principal de la estación, donde los almerienses vivimos días de alegría con nuestras hermandades y cofradías y asociaciones diversas, así como con la gente de nuestros barrios. Barrios que se hacen Cruz y patio a la vez, como es el caso de Regiones Devastadas o el del Espíritu Santo, la Cruz de Caravaca trabajada por los Ángeles, Los Molinos, Piedras Redondas o Araceli. Todas ellas en sus barrios, haciendo barrio no queriendo querer en los días que uno desee, sino todos los días del año. Por eso la Cruz debe de realizarse en el corazón de la hermandad y este es el barrio. La Cruz de Mayo debe de ser una fiesta para estar a gusto con los demás y con uno mismo, donde podamos compartir un rato de alegría con un vaso de vino del país y unas tapas caseras hechas por las manos y los fogones de una vecina anónima del barrio. Esta fiesta debe de recordar no solo la decoración de ataño formada por mantones de manila, cobre o añejos muebles que recuerdan aquellos años de postguerra cuando realizaban la vela de una Cruz, sino también el tener en cuenta esa sana convivencia entre vecinos que reinaba en aquellos años los populares barrios de nuestra Vetusta ciudad.

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