miércoles, 6 de julio de 2011

REEBOK CLASSIC, TESTIGOS DE UNA ADOLESCENCIA

 Llegaban a nuestras manos totalmente impolutas, con un blanco que ninguna otra marca de zapatillas ha podido superar. Tras comprarlas en nuestras tiendas habituales deportivas, estábamos deseando de enfundárnoslas en nuestros pies para ir al instituto con nuestros levis azul lavado, parecía que sobresalían de entre todas las zapatillas de la clase, la verdad que era y es una zapatilla fina, elegante y con un diseño incomparable. Aún recuerdo aquellos años de mochila al hombro, sudadera de colores y vaqueros, éramos felices y tan solo porque llevábamos unas Reebok Classic en nuestros pies, porque nos sentíamos que ya estábamos satisfechos por el simple hecho de ser esos chicos que usábamos esa marca que como logo tenía una banderita Inglesa. Con ellas empezamos a saber lo que era salir de marcha, los primeros royos adolescentes, la  primera borrachera en la fiesta del instituto, fueron testigos de nuestras primeras broncas por llegar de día a casa, nuestra primera acampada y como no, de nuestro pase a la universidad, de la novena copa de Europa del Real Madrid y fue Raúl con unos Reebok Classic quien coronó a la Diosa Cibeles.
 A los que las usábamos  nos llamaban pijos, yo nunca me he sentido así ya que para mi pijo es mucho más que unas zapatillas, que mas o menos están al alcance de muchos y no de unos pocos, aunque cuando este que escribe empezó a usarlas eran muy pocos los que paseaban esta marca deportiva por los institutos.
Gracias Reebok por todos estos años que hemos pasado juntos, y que se que nunca me has fallado, muchas gracias.

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