sábado, 23 de julio de 2011

PASEMOS DE BUSCAR CULPALBLES, Y SEAMOS EL FARO QUE GUIE LA CRISIS

Leo y escucho multitud de ar­tículos, entrevistas, debates, etc. poniendo de manifiesto la necesidad de cambios impor­tantes en política y en la socie­dad como algo imprescindible para salir de la crisis. Se expre­sa que el problema de fondo lo generan los mercados y los sis­temas financieros internacio­nales porque imponen auste­ras condiciones a los Gobiernos y que éstos no pueden hacer nada. De este modo vemos con asombro cómo en nuestro pa­ís se ha aprobado entre otras cosas el aumento de la edad de jubilación de los 65 a los 67 años y de las cotizaciones necesa­rias, lo que sin duda es una gra­vísima regresión social. Sobre las causas de todo ello, sincera­mente, como ciudadano no al­canzo a comprender casi na­da porque no entiendo de más economía que la doméstica. Pe­ro me pregunto si de verdad ni tan siquiera políticos y Gobier­nos podrán imponer un míni­mo de organización interna en cada país para que las cosas mejoren al menos un poquito, y si los ciudadanos en peor si­tuación seríamos capaces en ese caso de estar a la altura de afrontar esa nueva organiza­ción con la ética y honestidad necesarias. Se dice que la burbuja inmobiliaria vino im­puesta y nadie pudo hacer na­da. Pero en todo ese tiempo en el que crecía, he observado cómo ideas innovadoras que trataban de cambiar eso se difuminaron por la imposición de los mercados y también por el desánimo de los gesto­res. Creo que para salir de la crisis tenemos que cambiar nuestra ética y principios, dis­minuyendo nuestro egoísmo y codicia personal que tanto nos asemeja a esos crueles sistemas financieros. De lo contrario, la crisis crecerá y no sólo los mercados tendrán la culpa, sino también y en buena parte nosotros.

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