lunes, 12 de noviembre de 2012

RECORDANDO MEMORIA HISTÓRICA VI


San Gil. La Macarena, el Carmen y la Hermandad Sacramental

Misterio de Jesús de la Sentencia saliendo de la Iglesia de la Anunciación
Se puede apreciar la posición adoptada por el Cristo
Foto archivo: Ramón de la Campa Carmona
La Hermandad de la Macarena tenía su capilla propia desde 1670 en la cabecera de la nave del Evangelio de la parroquia de San Gil, donde residía desde 1653. En la noche del 18 de julio, tras tiroteos, voces, carreras y gol­pes, vieron los vecinos como ardía la iglesia. Los incendiarios se dirigieron posteriormente al almacén, situado enfrente. Al ser increpados desde los balcones próximos, desistieron de realizar otra barbarie que hubiera termi­nado con las imágenes del Señor de la Sentencia y la Virgen del Rosario, allí guardadas, aparte de pasos y enseres.
Se perdieron las cubiertas de madera de las tres naves del templo, el coro, el órgano y el camarín de la Virgen de la Esperanza. También gran cantidad de objetos y enseres guardados en San Gil; por ejemplo, las ma­nos del Cristo de la Sentencia y las de la Virgen del Rosario. Antonio Cas­tillo Lastrucci realizó juegos nuevos para ambas imágenes. Desaparecie­ron las insignias, los candelabros de cola de Manuel Seco Imberg (1916), donados por el matador de toros José Gómez Ortega "Joselito", las Reglas, el mobiliario de la capilla, altares... Afortunadamente, el manto nuevo de Rodríguez Ojeda (1930), los varales y la corona de oro estaban celosamen­te guardados por varios hermanos.
Recibía culto en la nave de la Epístola un crucificado que, bajo la ad­vocación de "Cristo de la Salvación", realizó en pasta de madera Pedro Nieto en 1630 y que formó parte de la Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza, en un primer paso, allá por el siglo XVII.
Ese día presidía el altar mayor la Virgen del Carmen, dada la celebra­ción de sus cultos. Quedó destruida por las llamas, al igual que gran parte del patrimonio de esta Corporación letífica, pérdidas que acarrearon un periodo de inactividad, hasta que en 1940 fue reorganizada en el Hospital Central.
La Hermandad Sacramental perdió su retablo del siglo XIX con una Inmaculada atribuida a Duque Cornejo, unos cuadros que representaban escenas eucarísticas y una alegoría de la Concepción.
Días después del incendio, unos niños del barrio, jugando entre las ruinas de San Gil, encontraron un trozo de metal oscurecido y afectado por la acción del fuego. Una señora lo devolvió a la Hermandad, y tras la correspondiente limpieza, el orfebre Fernando Marmolejo descubrió que se trataba de un cetro de oro macizo. Al parecer, esta joya, se situaba sobre un cojín en los besamanos de la Virgen de la Esperanza.
Durante el tiempo que estuvo San Gil en fase de reconstrucción, los cultos parroquiales se celebraban en la capilla de las Carmelitas de la Ca­ridad, en la calle Pozo n° 4. La Hermandad de la Macarena se estableció provisionalmente en La Anunciación. El 19 de marzo de 1942 fue ben­decida y abierta al culto de nuevo. En esa fecha se trasladó el Santísimo Sacramento desde la iglesia del Hospital Central en solemne procesión por las calles de la feligresía. Tres días más tarde, el domingo 22 de marzo, llegó a la parroquia un Crucificado existente en la iglesia de San Luis, -posi­blemente pesaba el recuerdo del desaparecido Cristo de la Salvación- y que al cabo de casi 40 años dejó esta feligresía para ser titular de la Hermandad de los Dolores del Cerro del Águila. En la mañana del 4 de abril, Viernes Santo, entraría de nuevo la Cofradía de la Esperanza Macarena en el remo­zado templo.
Tras la reconstrucción y posterior traslado de la Hermandad de La carena a la Basílica (1949), la Sacramental pasó a la antigua capilla de la Virgen de la Esperanza, mientras que la del Carmen se instaló en la del  Santísimo Sacramento.

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