Ntra. Sra. de la Esperanza Macarena en Besamanos foto arichivo: Ramón de la Campa Carmona |
Algunos
no saben nada del título de esta entrada, otros se lo imaginan, y los
capillitas los llevan contando, no desde el inicio de este post, sino desde hace
algún tiempo atrás. Pero sí es cierto que faltan 562 días para que se cumplan aquel sueño que no
pudieron ver hecho realidad aquella mañana de un 31 de mayo, es un sueño y como
sueño, es espera y cuando alguien espera, tiene esperanza y si se tiene esperanza
se tiene fe y si se tiene fe se tiene caridad.
De Esperanza saben muy bien los hermanos macarenos, ya que
su sino, como hermanos de una hermandad es la espera, la confianza en ese
amanecer que se resiste a la vera de una aurora, es imaginarse un paisaje que
está todavía por hacer, es recrearse en esa marcha que tan solo es un tarareo sin
notas, porque aún el pentagrama esta huérfano de ellas. Esperanza es trasmitir
alegría a los enfermos oncológicos, es arrancar una sonrisa donde solo reina la
tragedia envuelta en lágrimas y sufrimiento, es darle sentido a la vida, cuándo
esta idolatra un camino oscuro que tiene como término un hondo y asesino precipicio.
Esperanza es caminar por una madrugada de frío de la cual sabemos que
desembocará en la dicha plena, y esa dicha, no debe de ser otra, que la eterno júbilo,
que debemos anhelar todos lo que nos sentimos hijos del Padre, hermanos del Hijo,
ungidos del Espíritu, y como no, hijos de la Madre que nos llena de Esperanza y
sobretodo de Esperanza Macarena, que es algo más que una Esperanza, es la
confirmación de lo que estamos esperando.
Ahora
el macareno, el sevillano…, está en ese estado de espera, pero no solamente de la
espera de la próxima primavera, sino de los actos del L Aniversario de la
Coronación Canónica de la Madre Dios bajo la Advocación de la Esperanza
Macarena, y esos 562 días, se refieren al 31 de mayo del año 2014 en el que se
celebrará la función principal, coincidiendo con el día de la coronación y que
tienen la intención de llevar a Ntra. Madre sobre su paso de palio para
celebrar dicha Eucaristía en la Plaza de España, lugar donde estaba programo
realizar la coronación y que fue suspendida para realizarse en el interior de
la gótica Catedral sevillana, a causa de la lluvia que arrecia ese día sobre la
ciudad hispalense. Lluvia, que según dicen los macarenos, fueron las lágrimas de tantos y tantos
hermanos de la hermandad, que lloraban de emoción desde ese balcon del cielo, que cobija a
la Madre del Creador y que Sevilla se basta con llamarla, ¡Macarena!
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