miércoles, 7 de noviembre de 2012

PRIMITIVOS ORÍGIENES DE LOS HUNGAROS



Guerreros terribles, pequeños, vivaces, de cabeza enteramente afeitada, piel tostada por la intemperie, brillante o hundidos en el rostro lleno de cicatrices. Así pintan a los húngaros las fuentes de la época. Para acostumbrarlos al dolor y al sufrimiento, sus madres —cuentan los cronistas— muerdian en la cara desde que los dan a luz, de ahí las cicatrices. Los hungaros no caminan, cabalgan. Viven a caballo, e incluso comen, hasta duermen sobre su cabalgadura. Devoran la carne. A veces curada por el singular procedimiento de colocar ­la silla de montar y la piel del caballo, para ablandarla ..por cierto, se inventó el steak-tartar). Ataviados con pieles de salvajes, los húngaros beben la sangre de sus enemigos, y se comían a pedazos el corazón de sus prisioneros. Ningún prisionero de los húngaros sobrevivían, a todos les daban muerte, pues esta gente cree que en el mas allá serán servidos por cuantos enemigos hayan matado en esta vida.
 Así pintaba a los húngaros a mediados del siglo X. Y la que utilizamos no es la fábula popular, sino nada menos que al Lustrado Voltaire, que se hizo eco de las crónicas ocho siglos después de que aquellos jinetes salvajes arrasa-. Mucho terror debieron de levantar aquellos húngaros si que hay  razones para creer que Voltaire, o sus fuentes, no exageraban lo más mínimo. Decir «húngaro era sinónimo de tan terribles fueron sus primeras invasiones, que creerse que eran aquellos pueblos de Gog y de Magog, se habla en el Apocalipsis, y que debían venir al fin para castigar los crímenes de los hombres», dice otra fuete de la época, pero ¿de dónde había salido esta gente, los húngaros, los magiares?
La verdad es que nadie puede decir con seguridad de dónde salido los magiares. Por sus características raciales pá­lpeos. Por su lengua, sin embargo, no son indoeuropeos que están emparentados con los fineses. Ahora bien, libres y formas de vida tienen más relación con los los tártaros y los hunos. ¿Hay solución para el misterio? Sólo hay hipótesis. Los húngaros de los que hablamos magiares, que lo mismo da, estos que ahora llegaron a España acababan de instalarse en la actual Hungría. Retrocedamos. Situémonos en algún lugar de la estepa euroasiática, en torno a los montes Urales, tal vez hacia el siglo V. Hasta allí llegan un grupo de humanos que vienen del norte, de la península de Kola, desgajados del núcleo ugrofinés; primos, pues, de los finlandeses. Los grupos humanos se mezclan con los pueblos de las estepas y  asimilan sus formas de vida. Incorporan elementos tártaros, hunos turcos. Así se va configurando un pueblo nuevo y diferencial éstos son ya los magiares.
A finales del siglo IX, entre 889 y 896, siete tribus magia bajo el mando de un jefe llamado Arpad se asientan en las llanuras de Panonia, en el curso meridional del Danubio. Así aparecen en la vida de Europa los húngaros, los magiares.

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