Guerreros terribles, pequeños, vivaces, de cabeza
enteramente afeitada, piel tostada por la intemperie, brillante o hundidos en el rostro lleno de
cicatrices. Así pintan a los húngaros las fuentes de la época. Para
acostumbrarlos al dolor y al sufrimiento, sus madres —cuentan los cronistas—
muerdian en la cara desde que los dan a luz, de
ahí las cicatrices. Los hungaros no caminan, cabalgan. Viven a caballo, e
incluso comen, hasta duermen sobre su cabalgadura. Devoran la carne. A veces
curada por el singular procedimiento de colocar la silla de montar y la piel
del caballo, para ablandarla ..por cierto, se inventó el steak-tartar). Ataviados con pieles de salvajes, los húngaros
beben la sangre de sus enemigos, y se comían a pedazos el corazón de sus
prisioneros. Ningún prisionero de los húngaros sobrevivían, a todos les daban muerte, pues esta gente cree
que en el mas allá serán servidos por cuantos enemigos hayan matado en esta vida.
Así pintaba a los húngaros a
mediados del siglo X. Y la que utilizamos no es la fábula popular, sino nada
menos que al Lustrado Voltaire,
que se hizo eco de las crónicas ocho siglos después de que aquellos jinetes
salvajes arrasa-. Mucho terror debieron de levantar aquellos húngaros si que hay razones para creer que Voltaire,
o sus fuentes, no exageraban lo más mínimo.
Decir «húngaro era sinónimo de tan terribles fueron sus primeras invasiones,
que creerse que eran aquellos pueblos de Gog y de Magog, se
habla en el Apocalipsis, y que debían venir al fin para castigar los
crímenes de los hombres», dice otra fuete de la época, pero ¿de
dónde había salido esta gente, los húngaros, los magiares?
La verdad es que nadie puede decir con seguridad de dónde salido los magiares. Por sus características
raciales pálpeos. Por su lengua, sin embargo, no son indoeuropeos que están
emparentados con los fineses. Ahora bien, libres y formas de vida tienen más
relación con los los tártaros y los hunos. ¿Hay solución para el misterio? Sólo hay hipótesis. Los húngaros de
los que hablamos magiares, que lo mismo da, estos que ahora llegaron a España
acababan de instalarse en la actual Hungría. Retrocedamos. Situémonos en algún
lugar de la estepa euroasiática, en torno a los montes Urales, tal vez hacia el siglo V. Hasta allí llegan un grupo de humanos que vienen
del norte, de la península de Kola, desgajados del núcleo ugrofinés; primos,
pues, de los finlandeses. Los grupos humanos se mezclan con los pueblos de las
estepas y asimilan sus formas de vida. Incorporan
elementos tártaros, hunos turcos. Así se va configurando un pueblo nuevo y
diferencial éstos son ya los magiares.
A finales del siglo IX, entre 889 y 896, siete tribus magia bajo el
mando de un jefe llamado Arpad se asientan en las llanuras de Panonia, en el
curso meridional del Danubio. Así aparecen en la vida de Europa los húngaros,
los magiares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario