Mientras
casi la totalidad de los españoles estaba disfrutando del partido de futbol
España-Portugal, este que escribe estaba en una sala de cine viendo la película de
la semana “Tengo ganas de ti” que viene a ser la segunda parte de "Tres metros
sobre el cielo", la verdad que cuando la he visto he sentido un poco de
desilusión, porque esperaba un argumento calcado a la primera, pero me ha
sorprendido un Mario Casas más maduro, y con la cabeza un poco mas amueblada. La
película que tiene un fondo metafísico en el que se ve como el hombre muchas
veces sigue anclado y empecinado en vivir en su pasado y se resiste a caminar a la vez con
el dinamismo de la realidad, siendo esta la única forma de poder disfrutar de la única vida que tenemos, olvidando el pasado, rompiendo con los rencores, con los odios, con las cosas que nos quedaron en el tintero, si se ha quedado en el tintero, pues ahí se queda, el hombre que ha nacido para disfruartar de su libertad y no para vivir atado a nada, y menos a sus pasado, que tan solo le hace un mal horrible.
En la producción se puede ver como "H", quiere volver
aquellos años que el vivió de adolescente en estado puro, y es cierto que hay personas
que se creen que esos años no van a pasar nunca, y como es normal, poco a poco
se da cuenta que el pasado muere y como todo lo que muere hay que enterrarlo, en
eso se basa esta segunda parte, aunque tengo que confesaros que cuando terminó
la película sufrí una gran desilusión, por que esperaba ver secuencias parecidas a
las otras y que iba a tratar de recuperar, a la que creía que iba a ser la chica
de su vida con las mismas vaciladas con las que la enamoró. No ha sido así,
pero la verdad que tras un rato de reflexión lo he preferido porque ha venido a
dar una lección de realidad de vida y no de finales felices basados en cuentos de hadas a
los que nos tienen acostumbrados los directores de cine.
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