lunes, 18 de junio de 2012

MASCOTAS EGIPCIAS I


Aunque yo no soy muy amigo de los animales y menos de los caninos, pero tengo que reconocer que desde la lejana antigüedad el perro ha sido su animal mas fiel y protegido por este pueblo junto con los felinos y algunas razas de los simios.

 Para los egipcios, el perro (en egipcio antiguo íu, o también tyesem) ya era el mejor amigo del hombre, el compañero más fiel en la casa y tam­bién el mejor camarada en la caza. Los artistas egipcios pintaron en las pare­des de las tumbas elegantes perros, de distintas especies y razas, sin escati­mar detalles: algunos poseían un pela­je uniforme, otros eran manchados; unos tenían las orejas grandes y caídas, y otros, puntiagudas y rectas; había perros pastores y perros guardianes;

algunos eran pequeños, y otros enér­gicos y feroces como el lebrero, un pe­rro de caza al que reconocemos por su hocico alargado, sus largas y delgadas patas y la cola curvada. En algunas es­cenas de cacería en el desierto se re­presentan hombres armados con arcos y flechas que, con la ayuda de lebreros, dan caza a leones, órices (unos grandes antílopes) y otros animales.

El perro domesticado entraba en la casa y caminaba libremente por toda ella, acomodándose bajo las sillas para comer, dormir o descansar cerca de sus cuidadores. Nos han llegado imágenes en las que aparecen perros ornados con bellos collares y finas correas que sos­tienen sus dueños, o que están atados a un árbol. Sin embargo, resulta curio­so que los artistas egipcios jamás re­presentasen al hombre o a la mujer acariciando a los perros, cepillando su pelo o sencillamente jugando con ellos.

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