miércoles, 30 de noviembre de 2011

OYE A TU AMIGO Y CULTIVARAS LA AMISTAD

El agua fuente vida y de saluz para el hombre, deja escuchar su
su corriente y serás mas feliz
Un hombre llama a un amigo para decirle que quiere verlo por­que necesita contarle algo muy importante. 

Cuando se ven, el que había llamado, Juan, le pregunta a su amigo, Andrés: ¿Cómo estas?, ¿Qué tal el trabajo?, ¿y la familia?. 

Andrés empieza a hablar y a hablar de la tristeza que siente porque le va mal en la vida, tiene problemas en el trabajo y le pa­rece que sus hijos y su mujer no le echan la misma cuenta que an­tes. Ante tanta pena, Juan escucha y escucha sin distracción algu­na. 

Escucha en realidad como sólo sabe hacerlo un AMIGO. 

Cuando Andrés ha dejado de contarle sus cosas ya es dema­siado tarde para Juan y este se despide de su amigo estrechando su pecho con un fuerte abrazo. 

Andrés entonces reacciona y le dice: ¿Oye Juan, cuál era el asunto tan importante para el que me has llamado por teléfono?. Juan le agarra cariñosamente del brazo y le contesta: No te preocu­pes Andrés, sólo era que me han descubierto los médicos una terri­ble enfermedad y necesitaba contárselo a un AMIGO. 

¡Pero hombre Juan!, ¿porqué no me lo has contado antes? 

AMIGO Andrés, tu también tienes problemas y también ne­cesitabas a alguien para contárselos. 

Pero por mí no te preocupes AMIGO, tu sabes que soy her­mano de mi hermandad de siempre y ya hace algún tiempo descubrí en el sagrario que está en el altar, bajo las imágenes, a un AMIGO que me escucha sin interrupción y que cuando me habla, sus palabras son como un bálsamo, como una preciosa lección que me enseña y me prepara para afrontar todos los problemas de esta vida con fe y sobretodo con esperanza. 

Cuando tu quieras, Andrés, ven y te lo presento, está en la Parroquia, dentro del sagrario. Si quieres ir sólo no te preocupes, Él siempre te estará esperando para convertirse en tu mejor AMIGO.

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