El agua fuente vida y de saluz para el hombre, deja escuchar su su corriente y serás mas feliz |
Un hombre llama a un amigo para decirle que quiere verlo porque necesita contarle algo muy importante.
Cuando se ven, el que había llamado, Juan, le pregunta a su amigo, Andrés: ¿Cómo estas?, ¿Qué tal el trabajo?, ¿y la familia?.
Andrés empieza a hablar y a hablar de la tristeza que siente porque le va mal en la vida, tiene problemas en el trabajo y le parece que sus hijos y su mujer no le echan la misma cuenta que antes. Ante tanta pena, Juan escucha y escucha sin distracción alguna.
Escucha en realidad como sólo sabe hacerlo un AMIGO.
Cuando Andrés ha dejado de contarle sus cosas ya es demasiado tarde para Juan y este se despide de su amigo estrechando su pecho con un fuerte abrazo.
Andrés entonces reacciona y le dice: ¿Oye Juan, cuál era el asunto tan importante para el que me has llamado por teléfono?. Juan le agarra cariñosamente del brazo y le contesta: No te preocupes Andrés, sólo era que me han descubierto los médicos una terrible enfermedad y necesitaba contárselo a un AMIGO.
¡Pero hombre Juan!, ¿porqué no me lo has contado antes?
AMIGO Andrés, tu también tienes problemas y también necesitabas a alguien para contárselos.
Pero por mí no te preocupes AMIGO, tu sabes que soy hermano de mi hermandad de siempre y ya hace algún tiempo descubrí en el sagrario que está en el altar, bajo las imágenes, a un AMIGO que me escucha sin interrupción y que cuando me habla, sus palabras son como un bálsamo, como una preciosa lección que me enseña y me prepara para afrontar todos los problemas de esta vida con fe y sobretodo con esperanza.
Cuando tu quieras, Andrés, ven y te lo presento, está en la Parroquia, dentro del sagrario. Si quieres ir sólo no te preocupes, Él siempre te estará esperando para convertirse en tu mejor AMIGO.
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