David Ferrer y E. Jesús Díaz Pérez, administrador del blogs Vetusta |
En 1922 llegó la primera victoria española tras doblegar a la India en un duelo que se disputó en suelo inglés, mientras que en 1926 el Real Barcelona Law Tennis Club acogió la primera eliminatoria que España jugó como local y que, curiosamente, se saldó con un triunfo sobre Argentina.
Tuvieron que pasar tres décadas para que la Copa Davis, y el tenis en general, ocupara un lugar preferencial en la atención de los españoles. Tal hecho se debió, esencialmente, a la irrupción de Manolo Santana, que en 1961 y 1964 rompió barreras anteriormente infranqueables al conquistar Roland Garros y que, en 1965, lideró al primer equipo español que se clasificó para disputar la final de la Davis. La victoria sobre Estados Unidos en semifinales, uno de los primeros eventos retransmitidos por la aún incipiente Televisión Española, multiplicó los ánimos de los aficionados españoles, que, desbordados de euforia, confiaban en que Santana, Juan Gisbert y José Luis Arilla superasen a Australia en Sidney y sobre hierba. El país se paralizó y miles de españoles se levantaron en la madrugada para seguir este acontecimiento, que se convirtió en un hito histórico al ser la primera transmisión de la señal televisiva desde Australia hasta España. Sin embargo, el potente equipo australiano, compuesto por Fred Stolle, Tony Roche y John Newcombe acabó con las esperanzas de España, que caería por un claro 4-1 en una final que dos años más tarde, en 1967, se repetiría casi a la exactitud, pues el cuadro español, con la novedad de Manuel Orantes en sus filas, volvería a sucumbir también a domicilio y por el mismo resultado ante los australianos. La entrada en el siglo XXI coincidió con el comienzo de la era más brillante del tenis español, una esplendorosa etapa que no sólo se mantiene viva en estos días sino que, además, tiene visos de perdurar durante más años. Las cuatro ensaladeras alzadas desde entonces por la Armada son el mejor y más esclarecedor indicativo de la hegemonía del tenis español en la última década. El camino hacia la gloria se inició en 2000, cuando Juan Carlos Ferrero, Albert Costa, Álex Corretja y Joan Balcells derrotaron precisamente a Australia, el eterno verdugo del tenis español, en una memorable final disputada en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
Ese recinto sería escenario también de la cuarta y última Ensaladera alzada hasta el momento por el equipo español, que, compuesto por los mismos jugadores que este año se enfrentarán a Argentina (Rafael Nadal, David Ferrer, Feliciano López y Fernando Verdasco), vapuleó en 2009 a la República Checa con un incontestable 5-0.
Entremedio, las igualmente inolvidables finales de 2004 en Sevilla ante Estados Unidos, que tuvo por gran protagonista a Carlos Moya y que significó la definitiva eclosión de Rafael Nadal en el panorama tenístico mundial; y la de 2008 en Mar de Plata ante Argentina, la única, hasta la fecha, culminada como visitante por un equipo español que en aquella ocasión supo sobreponerse a las adversidades de no poder contar con Nadal (lesionado) y de jugar en un ambiente muy hostil y sobre una rapidísima superficie que, a priori, no se ajustaba al gusto de sus jugadores.
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