miércoles, 5 de diciembre de 2012

LA INFANCIA DE JESÚS, EL LIBRO DE LAS POLÉMICAS DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI

Belén artístico de la Cofradía de la Soledad, Álmería.
Tras la polémica surcitada por el nuevo libro del Santo Padre, no tube mas remedio que irme a la librería mas cercana y comprármelo, graacias a su fácil lectura, no he tardado mucho en leérmelo, con cual puedo esplicar desde el punto de vista de Teólogo que no dice nada nuevo que pueda asustarnos, ni tan siquiera aporta nada, claro para los que hemos leído alguna vez los Evangelios de Mateo o Lucas.
Jesús nació en una época que se puede determinar con precisión. Al comienzo de la actividad pública de Jesús, Lucas ofrece una vez más una fecha detallada y cuidada del momento histórico: es el decimoquinto año del imperio de Tiberio César: además se menciona al gobernador romano y a los tetrarcas de Galilea, de Iturea y de Traconítide, como también de Abilene, y luego los jefes de los sacerdotes (cfr. Lc 3, 1 s). Jesús no nació y apareció en público en el impreciso ‘una vez’ del mito”.
“Él pertenece –escribe el papa- a un tiempo perfectamente ubicable y a un ambiente geográfico exactamente indicado: lo universal y lo concreto se tocan mutuamente. En Él, el Logos, la Razón creadora de todas las cosas, entró en el mundo. El Logos eterno se hizo hombre, y este forma parte el contexto de lugar y tiempo. La fe está relacionada con esta realidad concreta, aunque después, en virtud de la Resurrección, el espacio temporal y geográfico sea superado y el ‘preceder a Galilea’ (Mt 28, 7) por parte del Señor introduce en la vastedad abierta de toda la humanidad (cfr. Mt, 28,16ss)”.
Sobre el pesebre Benedicto XVI indica: “María envolvió al niño en paños. Sin ningún sentimentalismo, podemos imaginar con cuánto amor María fue al encuentro de su hora, habrá preparado el nacimiento de su Hijo. La tradición de los iconos, con base en la teología de los Padres, interpretó pesebre y paños incluso teológicamente. El niño envuelto en los paños se muestra como una anticipación de la hora de su muerte: Él, desde el inicio, es el Inmolado, como veremos con más detalle al reflexionar sobre la parábola del primogénito. Así, el pesebre aparecía representado como una especie de altar”.
“Agustín interpretó el significado del pesebre con un pensamiento que, en un primer momento, parece casi inconveniente –indica el papa- pero, examinado con mayor atención, contiene una profunda verdad. El pesebre es el lugar en el que los animales encuentran su alimento. Ahora bien, yace en el pesebre Aquel que se indicó como el verdadero pan del cielo –como el verdadero alimento que necesita el hombre para ser persona humana. Es el alimento que dona al hombre la vida verdadera, la vida eterna. De esta manera, el pesebre se convierte en un reenvío a la mesa de Dios, a la que el hombre está invitado para recibir el pan de Dios. En la pobreza del nacimiento de Jesús se traza la gran realidad, en la que se lleva a cabo, de forma misteriosa, la redención de los hombres”.
Referente a la polémica suscitada con el tema de la mula y el buey decir que ni Mateo ni Lucas dice nada al respecto que si había mula o había buey, no dice nada, es de supones que si era un pesebre estaria dichos animales, o por lo menos la mula, ya que erá el medio de trasporte que utilizarón para ir a Belén. Ha sido la tradición la que incorporó estos animales a la iconografía del Belén, por lo menos al buey, retomando la profecía de Isaías cuando dice en el Antiguo Testamento: «Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo».
La tradición nos dice que S Francisco de Asís dijo en la nochebuena de 1223    Poned estas Navidades el Belén con el buey y la mula y sabed que éstos significan el amor del nuevo pueblo de Israel (la iglesia), que si reconoce al señor de los profetas en el Antiguo Testamento se cumplen en Belén», dijo entonces el Santo de Asís.
Referente a los Reyes Mágos, el Santo Padre no dice en ningún momento que estos personajes fueran  andaluces, ni de tartesos, ni de la Península Ibérica, como támpoco lo hace ni Mateo , ni Lucas, ni el A.T. Los que dice S.S. es que los magos no eran otra cosa que buscadores de la verdad. Representaban a todos los hombres buscadores de Dios de todos los tiempos y de todos los lugares y eso incluía a todo el mundo hasta entonces conocido y cuyo límite occidental era Tartessos, en la península ibérica.Al mencionar a Tartessos, Benedicto XVI se refiere a este límite geográfico que tenía el mundo en el siglo I a. C. «El Papa afirma que los Magos son de Oriente pero que en esa inquietud por buscar a Dios están representados los hombres buscadores de Dios de todos los lugares y de todos los tiempos». Los sabios de Oriente son un inicio, representan a la humanidad cuando emprende el camino hacia Cristo, inaugurando una procesión que recorre toda la historia. No representan únicamente a las personas que han encontrado ya la vía que conduce a Cristo. Representan el anhelo interior del espíritu humano, la marcha de las religiones, de la razón humana al encuentro de Cristo.

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