Ya lo conoces de otros años. Cuando te
pilló, ensimismado, dándole pataditas a las olas, frente al mar, disfrutando
de la soledad soleada de un día de playa. A ti te gusta ese alejamiento de la
realidad. Dejas a la señora o a la novia la mar de bien sentada bajo la
sombrilla, con su bolsa de pipas o de patatas, la revista que no falte, y tú
sueles irte a la orilla del mar. a ver más allá del horizonte lo que durante el
año no tienes tiempo de ver. Tus propios sentimientos. Tus propias fantasías.
Por eso, antes de bajar a la playa, te
has fijado bien en los coches que hay aparcados, por si ves el de tu pesadilla
cofrade. Sí, sí, todos estamos amenazados por la pesadilla cofradiera del
verano. Ese capillita extremo que te enseña el ipod y tiene trescientas marchas
procesionales grabadas para pasar la mañana de playa como es debido. En el aparcamiento
se busca coche con costalito de rayas colgando del espejo retrovisor. O escudo
de hermandad pegado en la luna trasera del coche. Si está el coche lo mejor es
decirle a la parienta que la pesadilla cofrade está ahí en la playa y que
conviene marcharse para el lado opuesto del litoral. Quiere decirse que si estás
en Cabo Gata hay que márchate, por lo menos, a los Almerimar, porque de lo
contrario, la pesadilla cofradiera te ataca.
Hace años, ya cuento,
la pesadilla atrapó a nuestro hombre a pie de ola, en plena orilla. Fantaseaba
tranquilamente mirando hacia el horizonte y cantineaba para sus adentros el
"Eva María" de Fórmula V, que el hombre tiene ya una edad y no sabe
ni le importa quién es Estopa o David de María, sabe quién es David Bisbal
porque es paisano..
Y cuando más marcha interior cogía con el
estribillo de la canción se le hizo presente la pesadilla cofrade. Era él.
Y no te dio tiempo ni a desearle buenos
días. Porque lo primero que hizo fue enseñarte un mensaje que le envió mes y
medio atrás su hijo, otra pesadilla cofrade en formación, cuando iba a
examinarse en la UAL. El mensaje decía: "No hay nada mejor que escuchar
Macarena de Abel Moreno antes de examinarse..." Desde que te enseñó el
mensaje hasta dos horas después, la pesadilla cofrade te devoró. Sin que las
miradas hacia donde estaban tu mujer o tu novia surtieran efecto y vinieran a
rescatarte. Durante dos horas estuviste a su merced. Como un barquito en mitad
de la tormenta.
Fue un calvario. Nunca
mejor dicho. Un calvario playero. Creo que de ahí viene la advocación Cristo del Mar.
Empezó por hablarte de su tertulia cofrade que, gracias a Dios, puede prolongar
en la playa porque, en un bar del centro del pueblo, donde ponen unas sardinas
asadas con que son para sacarlas en un paso de gloria, ha trabado amistad con
cofrades hispalenses, nazaries, boquerones y hasta cofrades califas y, todas las tardes, sobre las cinco treinta se reúnen.
Dominó, cerveza y pedacitos... de junta de gobierno. Los tipos están muy al día
de las cañerías del Consejo o de las Agrupaciones de HH y CC y de los desagües de algunas juntas de gobierno de las
hermandades de sus respectivas localidades. Y mientras despellejan a uno o elucubran sobre la
restauración de un Cristo al que han dejado tan limpio y blanco que parece un
turista japonés, siempre suena, como una cinta sin fin, Estrella sublime,
mientras un trocito de incienso se quema para darle a la tarde de Julio un
rarísimo toque a Martes Santo con olor a sardinas asas. Cuando acabó de comentarte lo de su
tertulia playera caíste en la cuenta de que hacía un poco de rasca. Y viste que
la amenaza cofrade llevaba puesta una sudadera de costalero de la Cena. El tipo
había bajado a la playa con la sudadera de la gente del costal y no llevaba
toalla con las imágenes titulares porque aún no se han decidido a hacerlas. No
pudiste evitar sonreír para tus adentros y acordarte de aquella vez en la
Parada donde, en plena calle Eduardo Pérez, fundador este de la Hermandad del
Sto. Sepulcro de Almería, saludaste a un costalero del Prendimiento, que
llevaba una camiseta del Cristo de Medinaceli mientras sonaba Guantanamera y
los hielos del cubata se derretían del calor.
Consejo, Agrupacion de HH y CC, hermanos
mayores, Mayordomos, flores en los palios, música de nuevo cuño, pregones de barrio, su
amigo el costalero, los legionarios de la Cena por José Ángel Valente. Dos
horas, por Dios. Dos horas sin parar. Y cuando, por fin, la señora o la novia,
lo rescató de tortura tan brutal, a la pesadilla cofrade no se le ocurrió otra
cosa que decirle:
—Recuerda lo que te he
dicho. Que el 2 de Agosto, te llevo en mi coche a Almería, para ver la Virgen
de los Ángeles gloriosa, ya verás qué buen rato echamos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario