Quiero dejar
bien claro, que voy narrar un testimonio totalmente verídico y que fue el
principio de lo que se ha llamado la trama Pujol.
Todo
comenzó la noche que el matrimonio Pujol asistió a una cena de gala en el Palacio Real de Oriente. A la cual iba el Gobierno en pleno de la nación,
así como los demás mandatarios de las comunidades autónomas.
En el
trascurso de la cena, la señora de Pujol, tuvo la idea que quedarse con la
cuchara de la cubertería de plata de Palacio, cubertería que suele usarse para
tan magnos acontecimientos.
-Jordi, yo me quedo con la cuchareta de
plata, si Dña. Sofía tendrá mas.
Dijo con todo el descaro la señora de Pujol. El, asombrado de la tan macabra idea, no salía de su asombro, el cual quería impedir
de la mejor manera posible tal hurto.
S. M. el Rey don Juan Carlos, observó que algo
ocurría en el matrimonio catalán, y preguntó:
- ¿ocurre algo Jordi?
Respondió el mandatario catalán:
-Majestad, mi señora y yo comentábamos esta gran cena, y ha tenido la ida, de que el gobierno de la Generalitat, estaría a
bien de invitarles como Condes de Barcelona a pasar unos días.
Con lo cual S.M. agradeció la invitación.
Pero la señora de Pujol seguía erre que erre.
-No has tenido pantalones Jordi, en decirle
que yo quería llevarme la cuchareta de plata a nuestra casa.
-Mujer con la fama que tenemos los catalanes,
por favor, yo te compro una o una docena pero deja ésta aquí, para que la retire
el servicio.
S. M. seguía observando la mesa donde se
encontraba el mandatario catalán no andaba muy allá. Con lo cual, volvió a
preguntar si ocurría algo. A lo que Jordi Pujol, salió al paso haciendo un
brindis en honor a los Reyes de España.
- Déjate de brindis y de tonterías Jordi, que
la cuchareta me la llevo. ¡Mira!, ¡mira!, la nueva mujer de Álvarez Cascos se
está llevando la cuchareta de plata, y además la sopera no la del postre.
S.M. el Rey volvió a preguntar si ocurría
algo, y Jordi Pujol, se levantó de la mesa y dijo que iba de deleitar a los
comensales con un modesto truco de magia.
-Miren ustedes,-dijo Jordi Pujol-, ahora tomo
la cuchareta sopera, con la que ha comido mi señora en la cena, la introduzco dentro del bolso de mi señora.
Lo cerramos, damos tres golpecitos, y ahora la cuchareta está en el bolso de la
señora de Álvarez Cascos.
Así señores lectores de Vetusta, fue como
comenzó la trama Pujol metiendo en el bolso una cuchareta de plata del Palacio
Real de Oriente. Y pensar que todo empezó con una cuchareta de plata.
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