martes, 24 de abril de 2012

EN EL ANIVERSARIO DEL TITANIC, UN BREVE RELATO


 He podido encontrar un relato en una revista antigua de las que guardaba mi abuelo, en la que podemos leer como Mr. Bride, el segundo telegrafista del Titanic, hizo el siguiente relato en presencia de Marconi, que se halla actualmente en Nueva York. (…)
«Me sorprendió encontrar al capitán, que nos dijo: “—Hemos chocado con un iceberg.” (…)
»La cubierta estaba llena de gente. No oí reyertas; pero oí decir que las había habido. (…) »El capitán entró en nuestra cámara y nos dijo: “Amigos míos, habéis cumplido perfectamente con vuestro deber. Podéis salir de esta cámara. Ha llegado la hora de que cada hombre cuide de su vida.”
Phillips, sin embargo, seguía telegrafiando. (…)
»En popa la orquesta estaba tocando una pieza de moda: Otoño. Phillips se fué hacia donde estaban los músicos; le perdí de vista. Volví donde había visto la lancha desmontable. Con ayuda de otros pasajeros la iba a poner a flote, cuando una ola nos derribó a todos. Respiré libre y me hallé en el agua, entre cientos de hombres que pugnaban por salvarse. Me alejé nadando lo más de prisa que podía del buque, que se hundía lentamente, con la popa en lo alto. (…)
»Estaba transido de frío y me sentía hundir. Vi una barca, y haciendo un esfuerzo traté de acercarme. Me recogieron. Era la lancha desmontable y estaba llena de náufragos.
»A nuestro lado, en todas direcciones, se veían escenas terribles. Había cientos de hombres que nadaban y desaparecían bajo el agua. No podíamos socorrerlos, porque la embarcación estaba muy recargada y parecía que iba a hundirse. Las olas me pasaban por encima de la cabeza.
»Mientras mirábamos a todos lados, buscando la luz de un barco, uno de los náufragos preguntó: “¿No creéis que debemos “rezar”?” El hombre que hizo esta proposición interrogó a los otros cuál era su religión. Uno dijo: Católico; otro, metodista; otro, presbiteriano. Se convino en que el Padrenuestro era la oración más apropiada, y lo rezamos a coro. Parecía que el corazón se nos había subido a la garganta.
»Pocos minutos después vimos que se acercaban unas luces; ya no me ocupaba de nada.
 El Carpathia nos recogió.
»Cuando iba yo a subir por la escala observé que en el fondo de nuestra barca había un hombre muerto. Era Phillips. Debió morir de frío, de fatiga ó de asfixia.
»A pesar del dolor fortísimo que sentía en las piernas pude subir por la escala.» (…)

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