lunes, 24 de enero de 2011

MONTEVERDI, EL GRAN PRECURSOR DE LA ÓPERA

Los Maestros cantores de Nuremberg
Acualera de Von Echter
Claudio y Giulio Cesare Monteverdi crecie¬ron al amparo del augusto edificio de la cate¬dral de Cremona, en cuya plaza funcionaba la barbería. El maestro di cappella se hizo cargo, privadamente, de su educación musical. Clau¬dio se convirtió con rapidez en un buen intér¬prete de viola, un aventajado alumno de con-trapunto y un activo compositor. En 1582 la casa Gardana de Venecia publicó una colec¬ción de motetes del compositor Claudio Mon-teverde, que a la sazón contaba 15 años de edad.

En 1590 viajó a Mantua, donde obtuvo su primer trabajo estable como músico en la corte de la familia Gonzaga. No dejó de componer; ya por aquel entonces sus audacias armónicas levantaban protestas; sin embargo, el joven músico era apreciado e incluso admirado por la mayoría.

En 1601 fuera éste designado maestro di cappella de la corte. Si bien las obligaciones propias de su nuevo estado y cargo redujeron durante algunos años la actividad creativa del músico, a partir de 1607 se inició una fase de gran intensidad. Tras la publicación de su Quinto libro de madrigales, se lanzó a escribir su primera ópera, género del cual sería maes¬tro indiscutible. L'Orfeo se estrenó con gran éxito en Mantua, en febrero de 1607. L 'Arianna fue estrenada en mayo de 1608, en la boda de Francesco Gonzaga. En 1612 el duque Vincenzo había fallecido, y su sucesor Francesco le despidió. Un año después el músico obtenía el nombramiento de maestro di cappella de la catedral de San Marcos, en Ve-necia. A partir de 1630 inició la tarea de reco¬pilar y ordenar su producción.

Con 65 años a cuestas, Monteverdi tomó los hábitos. Trabajaba entonces en un libro de teoría musical, que no llegó a concluir. A par¬tir de 1640 el músico se lanzó a una febril acti¬vidad creativa, en la que su genio alcanzó una feliz culminación. De ese período final es su ópera L 'incoronazione di Poppea, considerada la mejor de cuantas escribiera.

De todos modos, el género operístico no se consolidó definitivamente sino muchos años después. Hacia 1620 Roma empezó a sentir un gran interés hacia la ópera. Las piezas operísti¬cas eran representadas en los palacios de los cardenales; los argumentos de estas obras, ale¬jados de los temas pastoriles y mitológicos, se aproximaban a la hagiografía. Desde Roma la ópera comenzó a difundirse. Llegó a Venecia, en 1937, de la mano de un empresario y algu¬nos cantantes hasta entonces establecidos en Roma. El compositor romano Luigi Rossi la llevó luego a la corte francesa, donde había re¬calado como protegido de Mazarino; pasado cierto tiempo, se convirtió en el género favo¬rito de París.

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