miércoles, 12 de enero de 2011

LA GUERRA, SINÓNIMO DE DESHUMANIZACIÓN

Edificio del Banco Español de Crédito,(Banesto)
Bonbardeado en la Guerra Civil Española.
Cuantas veces hemos jugando a las guerras de pequeños con la pandilla de amigos, e incluso la hemos estudiado en la historia básica u obligatoria, o hemos disfrutado con alguna película que giraba alrededor de un conflicto bélico. Pero nos hemos parado a pensar alguna vez, de las desgracias y las miserias que traen consigo una guerra. Familias que vivían su vida de manera sencilla, ganándose el pan de cada día con el sudor de su frente y por el capricho de unos soberbios maniáticos se le fastidie la vida por toda una eternidad.

Casa que se destruyen gracias al fuego o a los bombardeos quedándose en las ruinas muebles, fotos, vidas de seres humanos que se escapan entre las llamas de un infierno terrenal que creo que supera al eterno. Historias anónimas que se calcinan para toda una eternidad y que luego el hambre las borra de la mente de sus descendientes.

Muertos anónimos que llegan a ser tratados sin respeto por la cantidad que se acomulan en las cunetas de las carreteras. Muertos conocidos o muertos sin nombre, mutilados, repartidos sus miembros como si de un rompecabezas se tratara. No hay nada ni nadie que los puedan unir de nuevo. Remos del cuerpo que nunca sabremos a quién pertenecerán. Niñas que su primera experiencia sexual es una violación. Niños y ancianos que son asesinados por estorbo del gobierno. Personas que viven entre cuatro paredes y que anhelan no salir a la luz del día, porque será la última vez que la vean.

Y todo esto, por el capricho de unos señores que un buen día se levantaron con el pié torcido, o que no les sentó bien el habano que se fumaron en la última cumbre. Animales depredadores que visten de traje oscuro y que su mente, que aunque está diseñada para hacer el bien, gracias al egocentrismo extremista que han sabido acumular, se han convertido en seres vivos que no les importa cómo su país duerme en un inmenso charco de sangre, litros y litros, de sangre viva y roja que una nación pueda ver.

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