jueves, 12 de enero de 2012

LA REINA TAMBIÉN ES MADRE

S.M. la Reina Dº Sofía de Grecia
Por encima o por debajo de todo el guateque con sumario del caso Urdangarín, lo que se aprecia es que está usted pendiente de su hija, la infanta Cristina, que no pasa por su mejor racha, naturalmente.

El corazón de una madre suele tener razones que quizá ignora el corazón de una Reina, (de todo esto le enseñó mucho S.A. R. la Condesa de Barcelona, suegra de usted). No creo que arriesguemos demasiado suponiendo que éste es hoy su difícil caso. Visitó usted en Washington a su hija, siendo este un hecho muy lógico, ya que si no es una madre la que apoya una hija, quien va ha ser.

Por una esquina de la prensa, le censuraron a usted el gesto, algo ilógico desde mi punto de vista, pero conviene pensar que hay momentos en la vida en que toca aparcar un rato el protocolo, y echar mano del ánimo solidario y único de la madre pura, que es lo que también es usted.

Con todo esta historia, se habla mucho del papel del Rey, de la actitud del Príncipe, de la Princesa, de la prudencia de la infanta Elena, y también del papelón del duque de Palma, pero se habla más bien poco de usted, que va y viene preocupada, algo dentro de la normalidad, ya que cualquier madre lo estaría.

Usted lo que ha demostrado es que la Infanta tiene una madre, y eso no va reñido con la justicia, que obrará cuando toque. Nadie de la Familia Real, que sepamos, ha cruzado abiertamente el charco para arrimar el hombro del consuelo, salvo usted. Esto quiere uno verlo como un acto al dictado del corazón, aunque luego traiga mucho trueno de crítica, porque una reina es siempre una reina. Pero madre sólo hay una.

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