Ntra. Sra. de la Amargura, Almería de cultos en el Paso de Palio de Gracia y Amparo esperemos ver esta estampa en las tardes-noche de los Jueves Santos almerienses. |
Días de Gloría, no es solamente es el título
de la autografía de Mario Conde, sino es más bien, lo que se ha vivido en
Almería en estos días pasados.
Desde San Sebastián, con el Triduo al Stmo.
Cristo del Amor, a la Almedina, donde María de las Angustias sigue
mostrando a su Hijo en su regazo a todos aquellos que no lo conocen. Bajando hasta San Antonio de Ciudad Jardín,
donde pudimos contemplar la Obra de Dios, en el rostro de Ntra. Sra. de la
Amargura, la cual estuvo recibiendo a
sus hermanos cofrades ataviada como una verdadera Reina, ya que pudimos
contemplar en sus sienes marchitas de Amargura, una corona, así como bajo
palio, idea sobresalientemente buena, la cual deberán ir acostumbrándose los
hermanos de la corporación del Nazareno.¡Ánimo Paco Vargas!
Pero el acto más sobresaliente, que se puede
categorizar de MATRÍCULA, ha sido, el
que ha protagonizado la hermandad de la Soledad, la cual, ha realizado una
visita, al Real Monasterio de Sta. Clara de Asís, para conmemorar los 175 años,
en los que la hermandad se tuvo que refugiar en la Iglesia conventual, a causa
de la desamortización de Mendizábal.
Regresando a su templo al día siguiente, en un devoto y recogido Rosario
Vespertino. Según ha podido saber Vetusta, la visita a la clausura del Real
Monasterio, fue acogida con gran júbilo entre las monjas, quedándose toda la
noche en vela las más jóvenes de la comunidad, para acompañar a la que es Madre del Esposo. A lo largo de
todo el día fueron numerosos los devotos que asistieron a la jornada
Eucarística celebrada en dicho enclave, así como para contemplar en situ la
estampa que pudieron disfrutar nuestros antepasados, y que gracias al buen acierto de la Hdad. de la Soledad, se ha conseguido hacer
presente al pasado. Magnos y buenos
momentos se vivieron en el interior de los vetustos muros de Sta. Clara, pero
el que más ha marcado, fue cuando llegó la hora de volver a casa, y las hermanas
no pudieron evitar una emoción contenida que desembocó en dulces lágrimas,
cuándo despidieron a la Bienaventurada vecina del Barrio de Santiago.
Al siguiente día, estuvo expuesta como es
tradicional en devoto besamanos, al igual que todos los años, a los pies de su
capilla. Acompañándola como desde hace ya un lustro Ntra. Sra. de los Dolores
de la vecina parroquia de San Pedro Apóstol, que esperaba los devotos besos de
sus hijos a los pies Altar Mayor de la Templo de dicha parroquia. De esta
diremos que dejó parte del ajuar metálico en los joyeros, así como destacar el
velo que cubría la vetusta saya negra, el cual imitaba a un vuelo de palomas
torcales rodeando a la Mejor de las Nacidas.
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