Santa Marina. La Sagrada Mortaja, la
Divina Pastora y la Hermandad Sacramental
Primitiva y actual Imagen de la Pastora de Sta. Marina Foto Artichivo: German Calderón Alonso Ldo. en Humanidades |
Quizá sea La Sagrada Mortaja, de entre las hermandades de penitencia
que vieron su sede asaltada, la que menos desperfectos sufrió. Aparte de la
capilla, a la que no volvería, la Corporación perdió arañas de cristal, parte
del altar portátil de cultos, cuadros, el archivo, una pintura de la Piedad, un
retablo-hornacina con un Cristo de talla y 30 túnicas.
Tras cuatro siglos, la
Hermandad tuvo que abandonar su sede fundacional, recalando en la capilla del
extinguido convento de Nuestra Señora de la Paz. Quedó establecida en ella por
Decreto del Arzobispado de Sevilla de fecha 10 de noviembre de 1936. Las cordiales relaciones entre miembros
del sindicato anarquista CNT y varios hermanos de La Sagrada Mortaja fueron
fundamentales para que los cofrades retiraran a tiempo su patrimonio del templo.
Milagroso resultó que el fuego no
afectase a la capilla de la Divina Pastora de las Almas. La talla, atribuida a
Ruiz Gijón, así como el retablo en el que se veneraba este referente mariano y
el lienzo (Alonso Miguel de Tovar, 1703) que sirvió de icono fundacional, no
sufrieron los efectos del incendio. Unos hermanos, pasados unos días, entraron
en el templo calcinado y rescataron a la Virgen que junto con la pintura que
la representa, fue llevada al Hospital de Venerables Sacerdotes. Pronto se
reanudaron los cultos, celebrando el Jubileo Circular de las XL horas en el
turno que le correspondía, los días 7, 8 y 9 de agosto. Días antes, la prensa
anunciaba que la puerta de Santa Marina había sido tabicada: se cerraba un
templo muy castigado por la historia reciente. En poco más de un siglo sufrió
tres incendios: uno fortuito en 1864, éste intencionado en 1936 y otro de origen
indeterminado en 1981.
Entre las pérdidas de la
iglesia cabe destacarse el magnífico retablo mayor que procedía del
desamortizado convento Casa Grande del Carmen, realizado por Francisco de
Barahona. Esta iglesia fue la última en ser reconstruida. Si bien, el 12 de
diciembre de 1981 el cardenal Bueno Monreal le concedió su uso a la Hermandad
de la Resurrección, el último percance demoró su reapertura hasta el 7 de abril
de 1987. La Sacramental de Santa Marina, perdió su retablo y, entre otros bienes destacables, una
imagen de la Inmaculada Concepción, atribuida a Duque Cornejo. Esta antigua
Corporación eucarística se extinguió a raíz del incendio y cierre de la
parroquia. La capilla se situaba en la cabecera de la nave del Evangelio.
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