jueves, 11 de octubre de 2012

RECORDANDO MEMORIA HISTÓRICA IV


Santa Marina. La Sagrada Mortaja, la Divina Pastora y la Hermandad Sacramental

Primitiva y actual Imagen de la Pastora de Sta. Marina
Foto Artichivo: German Calderón Alonso
Ldo. en Humanidades
Residía La Sagrada Mortaja en Santa Marina desde su fundación en el siglo XVI. Su capilla propia, era la que se sitúa en la cabecera de la nave de la Epístola, y que en la actualidad acoge a la Virgen de la Aurora. El exqui­sito conjunto procesional de la Virgen de la Piedad y el Señor Descendido se salvó, al ser retirado del templo con anterioridad al incendio. El paso, paradigma del barroco sevillano, guardado en un almacén anexo a la igle­sia, se libró de la quema.
Quizá sea La Sagrada Mortaja, de entre las hermandades de penitencia que vieron su sede asaltada, la que menos desperfectos sufrió. Aparte de la capilla, a la que no volvería, la Corporación perdió arañas de cristal, parte del altar portátil de cultos, cuadros, el archivo, una pintura de la Piedad, un retablo-hornacina con un Cristo de talla y 30 túnicas.
Tras cuatro siglos, la Hermandad tuvo que abandonar su sede funda­cional, recalando en la capilla del extinguido convento de Nuestra Señora de la Paz. Quedó establecida en ella por Decreto del Arzobispado de Sevilla de fecha 10 de noviembre de 1936. Las cordiales relaciones entre miembros del sindicato anarquista CNT y varios hermanos de La Sagrada Mortaja fueron fundamentales para que los cofrades retiraran a tiempo su patrimonio del templo.
Milagroso resultó que el fuego no afectase a la capilla de la Divina Pastora de las Almas. La talla, atribuida a Ruiz Gijón, así como el retablo en el que se veneraba este referente mariano y el lienzo (Alonso Miguel de Tovar, 1703) que sirvió de icono fundacional, no sufrieron los efectos del incendio. Unos hermanos, pasados unos días, entraron en el templo calci­nado y rescataron a la Virgen que junto con la pintura que la representa, fue llevada al Hospital de Venerables Sacerdotes. Pronto se reanudaron los cultos, celebrando el Jubileo Circular de las XL horas en el turno que le correspondía, los días 7, 8 y 9 de agosto. Días antes, la prensa anunciaba que la puerta de Santa Marina había sido tabicada: se cerraba un templo muy castigado por la historia reciente. En poco más de un siglo sufrió tres incendios: uno fortuito en 1864, éste intencionado en 1936 y otro de ori­gen indeterminado en 1981.
Entre las pérdidas de la iglesia cabe destacarse el magnífico retablo mayor que procedía del desamortizado convento Casa Grande del Car­men, realizado por Francisco de Barahona. Esta iglesia fue la última en ser reconstruida. Si bien, el 12 de diciembre de 1981 el cardenal Bueno Monreal le concedió su uso a la Hermandad de la Resurrección, el último percance demoró su reapertura hasta el 7 de abril de 1987. La Sacramental de Santa Marina, perdió su retablo y, entre otros bienes destacables, una imagen de la Inmaculada Concepción, atribuida a Duque Cornejo. Esta antigua Corporación eucarística se extinguió a raíz del incendio y cierre de la parroquia. La capilla se situaba en la cabecera de la nave del Evangelio.

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