domingo, 19 de junio de 2011

TRINIDAD INMANENTE, TRINIDAD ECONÓMICA

La expresión Trinidad "inmanente" se refiere a la Trinidad en sí misma considerada y la expresión Trinidad "económica" se refiere a la Trinidad en cuanto manifestada en la historia (mediante las misiones divinas). Una misión de una Persona divina es su envío al mundo por aquella Persona de la que procede eternamente para comenzar a tener una presencia distinta de la que ya tenía en cuanto Dios. Las misiones divinas son temporales; es el envío en el tiempo de Hijo y del Espíritu Santo.

Se observa, por tanto, que hay una profunda unidad entre la Trinidad "inmanente" y la Trinidad "económica". Ahora bien, esta perfecta unidad y el hecho de que el Dios inmanente es el mismo que se ha revelado, no nos puede llevar a afirmar como cierto el famoso axioma de K. Rahner que dice: "La Trinidad "económica" es la Trinidad "inmanente" y a la inversa".

Sobre este axioma hay que decir que la primera parte ("La Trinidad "económica es la Trinidad "inmanente") es cierta, es una verdad de fe. Conocemos a Dios en cuanto se ha manifestado en la historia.

El problema es la segunda parte que afirma que "la Trinidad "inmanente" es la Trinidad "económica". Esto no pertenece a la fe, nunca ha sido enseñado por la Iglesia. Implicaría que la manifestación de Dios en el mundo sería por necesidad, cosa que está en contra de lo expresado por la Iglesia (IV Letrán, CV I, etc.). También hay que añadir que el Verbo eterno viene a la tierra en un estado de "kénosis" (Kenosis) o "abajamiento" e incluso muere. Hay algo en la Trinidad "económica" que no es exactamente lo que habría sin la revelación en la historia.

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