sábado, 12 de marzo de 2011

LOS ANTISISTEMAS

Suelen ir vestidos con pantalones vaqueros anchos a la mitad del culo, arrastrando el bajo desfilachado pisándoselo con las zapatillas deportivas Converse o Vans, que suelen ser negras o de colores oscuras, camisetas lavadas con lejía o de tipo harapientas no combinándose bien los colores, les está relativamente grandes con los faldones por fuera y la chupa suele ser de cuero negra. El rostro es un muestrario de bisutería barata, no se cuantos pendientes en las orejas, pensil, por todas partes. El pelo se lo queman en forma de tirabuzones, con aspecto de no habérselo lavado en unos cuantos años, los niños y niñas que siguen este movimiento cultural se llaman antisistemas y pregonan que van contra el sistema capitalista y consumista de la sociedad. Como si la ropa que llevan puesta no costara lo mismo que las que llevan los niños pijos o como los suelen llamar en Colombia los gomelitos. Sólo hay que ver lo que les cuestan las zapatillas deportivas que usan porque Converse, Vans, etc… como mínimo son 70 euros y los vaqueros que suelen ser Diesel o Levis, pues ya sabemos lo que suelen costar, eso sin contar las cadenas que les cuelgan o los cinturones.


En resumen que van vestidos de marca y en algunos casos, incluso más cara de lo normal y encima miran mal al niño de papa por llevar unas Nike Classic o algo por el estilo. Pero lo más curioso y es que Sevilla por lo que veo esta bastante infectada. Otro rasgo a tener en cuenta es que todos llevan como mínimo un perro, eso si no llevan la pareja de macho y hembra, con la curiosidad que los suelen llevar sueltos, siendo estos un peligro público para los viandantes. No tengo nada en contra de este movimiento urbano, lo único es que me gustaría que cuando pasean por las calles con sus mascotas las llevaran atacas con la cadena adecuada a su peso y estatura, y no que los dejan a su libre albedrio. Amen de que no se crean más marxistas por decirlos de alguna manera porque el estar con los pobres y marginados de la sociedad no se demuestra con el hábito, sino con los hechos.

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