jueves, 31 de marzo de 2011

CONTINUEMOS LA SAGA

Cortejo del Vía-Crucis de la Hdad. del Sto. Etierro, Sevilla
Fotografía: E. Jesús Díaz Pérez
Hoy es un día cualquiera, irá a clase por la mañana al instituto del barrio, llegará para mediodía y descansará. Pero a la caída de la tarde, Fran se vestirá lo más adecuado para la ocasión, recogerá a su abuelo de la biblioteca que como cada tarde va para leer la prensa. Los dos se encaminaran hacia el centro de la ciudad, para acariciar los adoquines de las calzadas, entre perderse por el laberinto de los viejos muros que en antaño defendieron a la ciudad. Los oídos se les quedaran sordos ante el sonido relajante de los trinos de las primeras golondrinas que sobrevuelan la vetusta medina.

Pero Fran acaricia la mano de su abuelo que en breves momentos se les unirá otra también familiar, como es la del padre de nuestro protagonista. Los tres irán a disfrutar de un pulcro momento íntimo, siendo a la vez solariego y devocional, que no es otra cosa, que la retirada de la papeleta de sitio de la hermandad. Que año tras años han ido realizando el mismo rito, y como se puede apreciar, las generaciones van aumentando, de manera considerable.

Estas escenas se repiten, día tras día, en estas semanas de cuaresma. Generaciones enteras pasan por las sedes de las hermandades a cumplir con el vetusto rito que un día comenzó algún antepasado de cualquier familia cristiana que se revistió de nazareno para meditar y acompañar en algunos de los Misterios de la Pasión de forma anónima y sigilosa, a ese Carpintero de Nazaret que Murió y Resucitó por todos nosotros.

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