lunes, 15 de noviembre de 2010

SAN ALBERTO MAGNO, EN EL DÍA DEL POSIBLE CAMBIO

S. Alberto Magno
     Cuando la Almería Cofrade está pendiente de si se cambia o no el enclave de su Carrera Oficial, para darle un sentido lógico-matemático, que es sin lugar a dudas, pasar por las puertas de la Cátedra del Ordinario de la Diócesis, para así darle un sentido eclesiástico y no aburguesado, que es el que se venía haciendo hasta ahora. Y para relajar un poco la tensión, que estamos viviendo en estos momentos, porque no es para menos, os invito a que hagáis una pequeña reflexión sobre el episcopado de S. Alberto Magno.

     En 1260, el Papa le ordenó obispo de la sede de Regensburgo, la cual, según se le informó, era "un caos, tanto en lo espiritual como en lo material". San Alberto fue obispo de Regensburgo menos de dos años, pues el Papa Urbano IV aceptó su renuncia, permitiéndole regresar a la vida de comunidad en el convento de Würzburg y a enseñar en Colonia. Pero en ese breve período hizo mucho por remediar los problemas de su diócesis. Su humildad y pobreza eran ejemplares. Desgraciadamente, los intereses creados y la persistencia de ciertos abusos no permitieron al santo terminar la obra comenzada. Para gran gozo del Maestro General de los dominicos, Beato Humberto de Romanos, que había tratado en vano de impedir que Alejandro le consagrase obispo, San Alberto volvió al "studium" de Colonia. Pero al año siguiente, el santo recibió la orden de colaborar en la predicación de la Cruzada en Alemania con el franciscano Bertoldo de Ratisbona.  

     Una vez terminada esa tarea, San Alberto volvió a Colonia, donde pudo dedicarse a escribir y enseñar hasta 1274, cuando se le mandó asistir al Concilio Ecuménico de Lyon. En vísperas de partir, se enteró de la muerte de su querido discípulo, Santo Tomás de Aquino (según se dice, lo supo por revelación divina). A pesar de esta impresión y de su avanzada edad, San Alberto tomó parte muy activa en el Concilio, ya que, junto con el Beato Pedro de Tarantaise (Inocencio X) y Guillermo de Moerbeke, trabajó ardientemente por la reunión de los griegos, apoyando con toda su influencia la causa de la paz y de la reconciliación.

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