sábado, 11 de septiembre de 2010

EL PEZ PEQUEÑO SE COME AL GRANDE

Amaneció como un día cualquiera, no tenía nada de especial, Sandra se alistó para ir al gimnasio con su vecina de la casa de al lado, tomaron el primer tentempié como todos los días en la cafetería de la esquina, cuando salieron y se decidían a entrar en el edificio sintieron un ruido como un trueno, algo totalmente anormal y desagradable para los oídos, empezaron a llover trozos metálicos así como de hormigón, en forma de meteoritos.

Aquello parecía el fin del mundo, solo veían a gente correr, de un lado para otro, sin saber nadie lo que en realidad estaba pasando, estaban envueltas en una marea de humo que comenzó a invadir toda la avenida principal; Sandra y su vecina no sabían donde dirigirse, y menos aún, lo que estaba ocurriendo, el pánico se apoderó de ellas, corrían sin saber donde ir, como si se dirigieran a la nada, como si la lluvia de meteoritos envuelta en esa marea de polvo que tenía como banda sonora grandes explosiones y gritos de pánico a causa de la desesperación de los habitantes de la ciudad, ellas creían por un momento que los habitantes de esas dos torres se habían vuelto locos, cuando observaron que la gente se tiraban por las ventanas.

Después de varias horas, pudieron reconducir la situación, la amiga de Sandra conocía bien la zona, se apresuraron y corrieron por una de las principales avenidas, las dos no podían parar, así como de pensar en su familia creyéndose que era algún fenómeno natural. Al fin pudieron llegar a sus casas, sus familias estaban aterrorizadas, ellos si sabían lo que estaba ocurriendo, cuando lo vieron por televisión no salían de su asombro, no dando crédito a lo que oían y veían, todo parecía una pesadilla; pero por lo menos daban gracias a Dios por no haber entrado en una de las torres gemelas donde tenían las clases del gimnasio, si eso hubiera ocurrido esta historia tendría otros tintes algo más trágicos para estas familias que volvieron a nacer, pero fueron muchas las familias que su historia se escribió de color rojo, a causa del fanatismo de los dirigentes de este mundo, que solo piensan en ellos sin importarle en absoluto las vidas de miles de civiles que pueden morir en un atentado.

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