sábado, 4 de septiembre de 2010

DE CASTA LE VIENE AL GALGO

Si hay algo que me gusta son las sagas familiares, es por eso por lo que soy monárquico, creo a mi corto entender que cuando una familia se dedica a lo mismo, lo que se intenta es mejorar lo realizado por sus antepasados, es más si estas sagas cruzan su sangre con otras de su mismo linaje, esta se mejora, se perfecciona, como es el caso que se ha estado dando en Europa en las casas Reales, nobles o acaudaladas, o en las familias de artistas, deportistas, o como no iba ser también en los toreros.

Hay una familia en concreto que lleva más de un siglo dedicándose a esta profesión, para el bien de la fiesta nacional, siendo varias generaciones, las que se han dedicado a perfeccionar la saga, como se la familia Rivera Ordoñez, no es Fran o Cayetano Rivera los principiantes de una saga torera, no señor no lo son, sino me equivoco será la cuarta generación de toreros, que como he dicho antes más de un siglo dedicándose al toro y a la vez cruzados con otras familias de la tauromaquia, como fue la familia Dominguín, o la familia Rivera, siendo esta última de gran fuerza, porque hay que recordar que el padre de estos dos maestros, Francisco Rivera “Paquirri”, murió siendo el numero uno de las plazas tanto españolas como extranjeras, mejor cruce no se pudo hacer, y la prueba está en los dos hijos que siguen los pasos tanto de su padre como de su abuelo materno Antonio Ordoñez.

El objetivo de ellos es continuar la saga, y si puede ser perfeccionarla, haciendo un toreo de lo más puro y perfecto, para el bien de la tauromaquia.

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