martes, 13 de julio de 2010

RELACIONARSE CON OTRO ES ACOGERLE

Los hombres, hoy en día, individualmente o en grupo, desean "relacionarse" con sus semejantes.
"Relacionarse"- "entrar en contacto" con tal persona, tal ambiente, tal país: he aquí su ambición. Algunos creen que es una necesidad; otros, un deber. Yo creo que es las dos cosas a la vez.
Necesidad, porque el hombre no puede ya vivir aislado; resulta trivial decir que el mundo "se empequeñece" y que los intereses de unos y de otros -por alejados que estén en el espacio y en el tiempo- están íntimamente enlazados.
Deber, por que el hombre el hombre no puede perfeccionarse a si mismo si no se une a los demás, redimidos también por Cristo y convertidos por Él todos en hijos de Dios, se convierten también en hermanos entre si.
A medida que los medios modernos de locomoción y de conocimiento acercan a los seres humanos, sus mutuas relaciones deben multiplicarse y ahondarse. Sin embargo, ¿es tan sencillo como parece ponerse en relación con otro?

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