viernes, 16 de julio de 2010

MADRE DEL CARMELO, SER NUESTRO SALVAVIDAS

Se cuentan por miles los que se fueron y no volvieron, aquellos que un día se despidieron de sus familias sin saber ninguna de las dos partes que era la última vez que se acariciarían, se besaban, se veían y que era el último adios. Dejaron las redes para siempre en alguna borrasca que preveían venir por el anuncio de las mareas y el infalible presagio de la plateada luna. Pero por amor a los suyos arriesgaron su vida, hasta ser tragados por el mar, siendo envueltos al igual que nos envuelve el misterio desconocido que sale a nuestro encuentro, como desconocido es también su paradero, teniendo su familia por tumba donde rezar, a ese inmenso mar que se hace eterno perdiéndose en el lejano horizonte donde el tibio sol de invierno tiene su morada.

Pero les queda una Madre a quien rezar, una madre envuelta de marrón y marfil mostrándoles su Escapulario como Salvavidas para recatarlos y llevarlos a la otra orilla y mostrarles la Tierra donde mana leche y miel.

Quiero rendir homenaje a todos aquellos que han perdido su vida en el mar para ganarla en la Tierra Prometida.

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