domingo, 4 de julio de 2010

¿QUE BUSCA EL HOMBRE DE DIOS?

Las religiones paganas se caracterizan por una multitud de dioses. Se trata de dioses que contemplan la historia humana desde lo alto, sin comprometerse con ella sino para “jugar” con ella. La vida humana queda al arbitrio de la voluntad cambiante de los dioses. El destino de cada hombre está marcado en las alturas y nada ni nadie puede cambiarlo. Comparado con los dioses, el hombre es una criatura insignificante. Entre los dioses y los hombres media un abismo. Para los paganos la relación con sus dioses no se concibe nunca como una relación amorosa. El atributo característico de los dioses es su poder y su diferencia respecto del hombre no la comparten con nadie. Intentar parecerse a los dioses y acaparar sus atributos era arrogancia. La actitud general del pagano ante la divinidad era el temor y su mayor deseo era evitar el castigo de los dioses. Ante esta concepción no es extraño que en la época de Jesús esta religión estuviera en decadencia. La gente buscaba una experiencia personal de salvación: el estoicismo, otros se decantaron por el judaísmo, y más tarde muchos de ellos acabaron haciéndose cristianos. A nivel popular fueron las religiones histéricas las que ejercieron mayor influjo.

Tras haber leído esto, a ustedes no le parece que estamos viviendo algo parecido, ¿la humanidad ya no esta satisfecha con la Revelación Cristiana?, ¿busca otras alternativas en las religiones orientales o en lo exotérico?

Lo que le pasa al hombre de hoy en día, es que se le acumulan los problemas y ante la ansiedad generada por los mismos, no entiende que el Dios Cristiano no es el genio de Aladino, sino es un misterio que sale al encuentro, del hombre para caminar con el con una relación de tu a tu, para ayudarle a realizar en nosotros su proyecto de salvación. El hombre de hoy no entiende eso y busca soluciones rápidas a sus problemas y cree que las encuentra en las religiones de moda de hoy en día. Por favor escuchemos la voz de Jesús sin ansiedades dejándonos guiar por El, y no busquemos mas a Díos como el genio de turno, para la solución de nuestros problemas.



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