martes, 29 de junio de 2010

SAN PEDRO Y SAN PABLO



Hoy la Iglesia de Roma celebra el día de sus dos grandes Apóstoles Pedro y Pablo, elegidos por Jesús para propagar la gran noticia de salvación, así es como no los presentan en los Hechos de los Apóstoles.

Pero aunque la Iglesia los celebra juntos, estos en su origen tuvieron sus diferencias a la hora de proclamar el Evangelio y sobre todo el proceso de conversión de los paganos.

Los Cristianos de origen judío eran los partidarios de Pedro, no veían con buenos ojos que los paganos se convirtieran al cristianismo sin ser circuncidado y pasar por todos los preceptos de las leyes de Moisés, o bastaba con creer en Jesucristo, cumplir con las decisiones tomadas en esa ocasión y ser bautizados. La postura que expuso Santiago está registrada en Hechos 15:20, la asamblea lo aprobó y posteriormente envió a otros cristianos para que comuniquen la decisión tomada como se ve registrado en Hechos 15:28-29donde dice: Que hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que éstas necesarias: 29. abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de lo ahogado y de la fornicación. Haréis bien en guardaros de estas cosas.

Participaron Pablo, Bernabé y miembros de la iglesia de Antioquía, participaron los Apóstoles, y presbíteros (ancianos) de la iglesia de Jerusalén. Primero expusieron los farisaicos que proponían mantener intacta la ley de Moisés, luego Pablo y Bernabé explican sus posturas, pronuncian dos importantes discursos Pedro y Santiago. Este Santiago evidentemente no es el mismo apóstol que murió en el año 44. Y parece que fue el mismo Santiago que escribió el libro bíblico que lleva el nombre de Santiago.

Al final del concilio se escribe el “decreto de Jerusalén” que luego de exponer la situación determina que los conversos de otras razas sólo deben evitar comer carne sacrificada a los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre, y deben tratar a los otros como quisieran ser tratados ellos. El texto de esta carta es el que sigue:
Los Apóstoles y presbíteros saludan a los hermanos de otras razas de Antioquia, Siria y Cilicia. Nos enteramos que algunos de los nuestros los han inquietado con sus palabras, turbando sus ánimos. No les habíamos dado ningún mandato. Pero ahora, después de convocar a la asamblea, decidimos en forma unánime enviar algunos hasta ustedes, junto con los queridos hermanos Bernabé y Pablo, quienes han consagrado sus vidas al servicio de nuestro Señor Jesucristo.
Así, pues, les mandamos a Judas y Silas, que les dirán lo mismo personalmente. Fue el parecer del Espíritu Santo, y el nuestro, no imponerles ninguna carga más que estas cosas necesarias: que no coman carnes sacrificadas a los ídolos y que se abstengan de todo lo que no quieren otros hagan con ustedes. Observen esta norma dejándose guiar por el Espíritu Santo. A Diós (He 15,23-29)

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